Andrew Koehler y Benjamin Martian. Categoría: Serie. |
Tigtone posiblemente sea la serie de Adult Swim con una estética más particular. Y eso que en el bloque de animación para adultos de Cartoon Network abundan las propuestas visualmente singulares. Al fin y al cabo, es la casa de clásicos del ámbito como Aqua Teen Hunger Force, Mr. Pickles o Robot Chicken, que también destacan, entre otros muchos motivos, por su inconfundible aspecto.
Ocurre que la creación de Andrew Koehler y Benjamin Martian lleva la rareza un paso más allá, porque está animada a partir de la captura de movimiento con una estética híbrida entre 2D y 3D. Y esa es solo una de las cuestiones: la otra es la deliberada fealdad de buena parte de los fondos y personajes que habitan esta ficción, cosa que bastará para alejar a espectadores acostumbrados a la pulida animación de Los Simpson, Padre de familia o -por fijarnos de nuevo en Adult Swim- Rick y Morty. Dicho esto, para quien esto escribe la estética es uno de sus reclamos y un buen ejemplo del arte del feísmo creativamente aplicado a la animación adulta.
Pero eso no es todo, porque Tigtone sigue destacando y divirtiendo por sus desternillantes parodias de las épicas medievales con héroes infalibles y modélicos. En cierto modo, el personaje protagonista, muy bien interpretado por Nils Frykdahl, es infalible, solo que sus triunfos suelen ser el fruto de la suerte o de ideas peregrinas que, por alguna rocambolesca casualidad, funcionan. En cambio, no es en absoluto un héroe modélico, pues además de aceptar las misiones como si fuera un adicto –“I need a quest” es su eslogan-, abusa una y otra vez de su ayudante, Helpy -estupenda Debi Derryberry-, que soporta esa relación tóxica por un claro síndrome de Estocolmo.
La segunda temporada no varía en nada el tono de la primera, pero añade varios capítulos especialmente memorables, como el que nos lleva a la ciudad de los gritos; el protagonizado por seres amantes de los besos que necesitan un puente de arcoíris para reunirse; o el del laberinto, cuyo retorcido humor negro es un admirable ‘tour de force’.