Nick Kroll, Andrew Goldberg, Mark Levin y Jennifer Flackett. Categoría: Serie. |
Aun queda una temporada de las seis anunciadas, pero una vez vista la quinta ya me doy cuenta de lo mucho que voy a echar de menos Big Mouth una vez concluya. Será la segunda vez que me dé pena el fin de una serie de Netflix, tras BoJack Horseman -a la que por cierto hay incluido un guiño aquí-. Tras una cuarta temporada algo menos redonda de lo habitual, esta quinta tanda de episodios es tan brillante como en sus mejores momentos sino más. De hecho, figuran varios capítulos memorables que acabarán en las inevitables listas con los esenciales de la serie.
Si los confusos y un tanto inseguros adolescentes ya tenían relativamente bien aceptados sus cambios físicos y su despertar sexual, esta vez se suma un elemento más que desestabilizará su mundo: el amor. Debuta una criatura fantástica más, una suerte de mariposa del amor. No es la única, también entran en acción el monstruo verde de la envidia y el gusano del odio. Es interesante que, una vez más, a pesar de centrarse en la pubertad de los adolescentes y sus deseos sexuales, encuentre tiempo para abordar otras emociones que suelen ser especialmente intensas en esa época de la vida. Lo hace con la inteligencia y creatividad habitual sin dejar de lado notables dosis de humor. Es más, es muy loable que se atreva a mostrar el lado más oscuro de personajes tan queridos como Nick Birch o Missy Foreman-Greenwald.
Y ahora sí voy con los capítulos excelentes y con los aciertos puntuales. Nada más empezar la temporada, hay un homenaje a Seinfeld -el famoso episodio ‘The contest’- que tiene su gracia. Los mejores momentos, no obstante, llegan cuando abordan caminos más personales o atrevidos. Pienso, sobre todo, en el magistral episodio navideño, que promete mostrarnos el pene de Papá Noel -lo cumple- y, con una bien hilada estructura episódica, enlaza fragmentos subversivos e ingeniosos. Además, hay pasajes con marionetas, de stop motion o, si no me equivoco, hasta cutout.
El episodio del amor, Lovebugs, es también estupendo, con otro logrado momento musical; y es igualmente un acierto el adelanto de la serie hermana que iba a debutar meses después, Recursos humanos, centrado en el mundo de los monstruos. Este capítulo, por cierto, titulado Re-New Year’s Eve, incluye un homenaje, no sé si consciente, a Unamuno: Nick Birch se entrevista con su creador, Nick Kroll, que aparece no animado.
Por lo demás, cada aparición de Andrew Glouberman, Lola o el entrenador suele ser descacharrante; trata la pérdida de la virginidad con delicadeza; y, como de costumbre, logra que el heterogéneo y extravagante grupo de adolescentes nos parezca real. Tan creativos son los guiones que se pueden permitir chistes sobre pedos, masturbaciones y eyaculaciones de ambos sexos sin que resulte nunca vulgar.
Ojalá hubiera más series tan atrevidas como Big Mouth.