|
Mike McMahan. Categoría: Serie. |
La segunda temporada de Star Trek: Lower Decks tiene los mismos problemas que la precedente. El principal lo resume uno de los personajes, Brad Boimler, tras volver de su estancia en otra nave. Preguntado por su experiencia allí por sus compañeros, esto es lo que dice: “es un grupo complejo de personajes arrojados en batallas que parecen entregas por capítulos y que acaban siempre con giros alucinantes. Me ha hecho cuestionarme los principios más básicos de mi realidad”. Esa réplica meta es también lo mismo que se le puede reprochar a esta serie, que cae a menudo en esa repetición del mismo esquema, que confía demasiado en los increíbles giros de guion en los desenlaces y que hará a los espectadores más exigentes plantearse por qué seguir viéndola.
Ese es el aspecto más decepcionante de una serie creada por Mike McMahan: se trata de uno de los guionistas de Rick y Morty y del cocreador de Solar Opposites, dos de las más personales e irreverentes series de animación para adultos del siglo XXI. Aquí, en cambio, prácticamente todo lo que vemos es más bien convencional. Más que una serie de un servicio de streaming, parece de un canal en abierto de tan inofensiva como resulta en ocasiones. Caray, si hasta Padre de familia, a pesar de emitirse en la FOX, es más corrosiva. Ejemplo: una de las dos mujeres protagonistas le dice a la otra que no sabe cómo es su familia y esta le responde “nosotros somos tu familia”. Sí, a ese nivel llega la cosa, aunque solo puntualmente, para ser justos.
Y por supuesto, de nuevo ocurre que rara vez las tramas se centran en los ‘lower decks’ prometidos en el título. No hay apenas escenas en esas cubiertas inferiores que nos muestren cómo es la vida de los encargados de las tareas secundarias y/o de mantenimiento. Casi siempre vuelve a centrarse en las grandes misiones y a otorgar parte del protagonismo a los jefes de mando.
Con todo esto espero que nadie piense que se trata de una serie fallida. En absoluto. Que yo sea más exigente de lo habitual se debe al creador implicado. Al menos sí resulta entretenida, se nota el holgado presupuesto en la cuidada producción -la banda sonora, por ejemplo, es comparable a la de un largometraje para cines- y hay ideas ingeniosas. Pienso en ese personaje que se duplica cada vez que siente vergüenza -una creación digna de Rick y Morty-, en el chiste del pseudo orangután ‘voyeur’ o en la escena de los ordenadores malvados. Hay buenas y divertidas ideas, pero cada vez tengo más la sensación de que Mike McMahan lo que quería era crear una serie de ciencia ficción con toques de comedia, no al revés, como se vendió en los primeros trailers. Posiblemente la suya sea la opción más inteligente si de lo que se trata es de mantener satisfechos a los seguidores de la saga Star Trek.
