Tetsurô Araki. Categoría: Película. |
Además de por estrenarse en Netflix, Burbuja lo tenía fácil para atraer la atención de los amantes del anime. Reunía a los responsables, en varios roles, de algunos de las más populares producciones de las dos últimas décadas: dirección de Tetsurô Araki (Ataque a los titanes), guion de Gen Urobuchi (Psycho-Pass), diseño de personajes de Takeshi Obata (Death Note), banda sonora de Hiroyuki Sawano (Promare) y canción de Eve (Jujutsu Kaisen). Es como si hubiesen sido elegidos como reclamo promocional, cosa que seguramente no esté muy lejos de la realidad. Urobuchi, por ejemplo, figura destacado en la nota de prensa pero no es el único guionista de la cinta y, a tenor de lo visto, ni siquiera es el que aportó más ideas. Si está aquí presente su personalidad, no soy capaz de apreciarla.
La película propone un Tokio que, tras la llegada de unas misteriosas burbujas, ve alterada su gravedad. La ciudad es entonces evacuada, así que se convierte en un refugio para huérfanos que forman equipos para participar en competiciones de ‘parkour’ de las que depende buena parte de su bienestar material. A esa trama de ciencia ficción se suma una subtrama de romance adolescente que evidencia las ambiciones comerciales de Burbuja. La influencia de Makoto Shinkai y Your Name. (2016) es evidente.
El principal problema del largometraje es que la parte de ciencia ficción y, sobre todo, la subtrama de competición, resultan bastante más interesantes que la romántica, puesto que la pareja que forman Hibiki y Uta no acaba de seducir y su relación la hemos visto, con variantes, en cientos de animes. Por otra parte, bebe del cuento de la sirenita -el argumento es resumido en el guion para asegurarse de que todos los espectadores lo tienen en mente-, pero lo reinterpreta de un modo mucho menos creativo que Hayao Miyazaki en Ponyo en el acantilado (2008) o Masaaki Yuasa en Lu Over the Wall (2017), por nombrar dos ejemplos de películas libremente inspiradas en el texto de Hans Christian Andersen.
Al menos se le debe reconocer que la parte visual es atractiva, con multitud de planos bellos, y que las escenas de acción, sobre todo las que ilustran las competiciones de parkour, son a menudo espectaculares. Ahí el trabajo como director de Tetsurô Araki es excelente y saca un enorme partido a las posibilidades que ofrece la cámara 3D con la elección de puntos de vista y los rápidos movimientos. Qué pena que no apostasen por una propuesta enteramente dedicada a la parte deportiva de la trama, aunque mantuviese el contexto de ciencia ficción.