Loren Bouchard, Josh Gad, Nora Smith. Categoría: Serie. |
La tercera temporada de Central Park es algo menos redonda que la primera, pero es de nuevo recomendable, especialmente para quienes llegasen a ella tras ser seducidos por Bob’s Burgers (2011). La que nos ocupa, que comparte con aquella uno de sus creadores, Loren Bouchard, cultiva el mismo tono de comedia amable y costumbrista con familias idílicas en las que abunda la comprensión y la maldad solo se asoma amortiguada y bajo un tamiz de calidez. En definitiva, el Central Park que da título a la serie o, en general, el Nueva York en el que transcurre la acción, no son los reales sino una versión dulcificada en la que uno se quedaría a vivir gustosamente -máxime si es en el acogedor castillo que habita la familia protagonista-.
El elemento diferenciador de Central Park respecto a Bob’s Burgers y la más reciente incorporación de la familia, The Great North (2021), es la inclusión habitual de canciones, unas dos o tres por episodio si no he contado mal. Esta vez ese repertorio musical gana algo de variedad, no es todo pop/rock, pero sigue firmemente instalado en el lado comercial. Dicho esto, la mayoría de las canciones son estimables -no hay nada vulgar ni cae excesivamente en lugares comunes-, las letras suelen ser imaginativas y/o graciosas y casi siempre contribuyen a desarrollar la trama o profundizar en la psique de los personajes.
Las tramas son quizá un tanto blandas, en el sentido de que no proponen enfoques aventurados, ni hay nada mínimamente provocativo. Tampoco parece muy interesada por innovar en el ámbito de la más amable animación para adultos -esa que puede ver la infancia tranquilamente-. Sin embargo, en su versión más inspirada puede ser un gran ejemplo de voluntad de hermanar, como cuando aborda con sensibilidad e inteligencia la relación entre una madre y su hija adolescente –Slumber-Dog-Molly-An-Aire– o el racismo sistémico que sufren los afroamericanos –Lunar Palaver-.
También son estimables A Matter of Life and Boeuf, una dosis de misterio mezclada con humor, y The Puffs Go Poof, la vuelta de la superheroína Fista Puffs, que podría convertirse para Central Park en el equivalente de los capítulos sobre el Día de acción de gracias de Bob’s Burgers. Este último, por cierto, retoma la estética que trata de imitar -de manera aproximada- la estética de los dibujos a mano. El resultado es como una animática un pelín más elaborada, pero la idea es estupenda: aporta variedad visual a la serie y además se ahorra tiempo a la hora de animar, es decir, dinero.