“En 1934, un entomólogo y un ingeniero aeronáutico realizaron un estudio científico que trataba de encontrar una explicación lógica al hecho de que el abejorro pudiera volar, que ya la física hacía imposible que este insecto con ún cuerpo tan grande se sostuviese en el aire con unas alas demasiado pequeñas. Tras cientos de horas de cálculos y experimentos, concluyeron que era físicamente imposible que el abejorro volara”. Así comienza el documental y el aprendizaje que se extrae de esto se puede resumir, poéticamente, en que el abejorro vuela porque no sabe que no puede volar. Esa es la metáfora que José María Fernández de la Vega empleó en un artículo que le pidió la revista de la Academia de cine para hablar de Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018), la película de animación que ganó prácticamente todo lo que puede ganar una película de animación. Solo le faltó el Oscar, pero ese premio no recae en una producción independiente desde El viaje de Chihiro (2001). Lo hicieron porque no sabían que no podían hacerlo.
Ciertamente, no debió de ser fácil para una producción de Almendralejo conquistar premios, festivales, críticos y público de todo el mundo. A ese hecho excepcional dedica buena parte de su metraje, El vuelo del abejorro, documental dirigido por Mary Cruz Leo que entrevista a los principales implicados en la película: el productor José María Fernández de la Vega, el director de animación Manolo Galiana, el historietista Fermín Solís, el director artístico José Luis Ágreda, la productora Pilar Díaz Pardo y el mánager del estudio Pablo Ruiz Sánchez, entre otros.
Tres aspectos me parecen especialmente valiosos. El primero es que destaca lo que tuvo de hito artístico Buñuel en el laberinto de las tortugas. A estas alturas es difícil escribir sobre la cinta sin caer en el tópico, así que solo diré que fue una proeza artística y financiera, de esas obras que, en la industria española, solo se dan una vez cada década, con suerte. El otro es que evidencie el enorme esfuerzo necesario para sacar adelante un largometraje de animación, máxime si se empieza a desarrollar en un lugar en los márgenes de la industria. Finalmente, aunque quizá no fuera el objetivo principal, deja claro que José María Fernández de la Vega posee algo inusual que le permite levantar proyectos particularmente ambiciosos una y otra vez. Quizá sea una mezcla de determinación, inconsciencia y de caer especialmente simpático -esto lo podemos atestiguar yo o cualquiera que le haya conocido en un evento de animación-, pero el caso es que Buñuel en el laberinto de las tortugas no fue la primera vez que lo hizo y, espero, no será la última: ahí está Operación Frankenstein (2022).
En cambio, le veo dos cuestiones menos convincentes. La primero imagino que es de índole presupuestaria. Echo de menos más imágenes del proceso creativo del filme o de su recorrido internacional, en lugar de tanto busto parlante, por mucho que las entrevistas sean interesantes. Pero claro, eso cuesta más dinero, supongo que la directora también habría preferido disponer de más recursos.
La otra es que hay algo problemático en que un estudio realice un documental sobre sí mismo, puesto que es fácil caer en un tono cercano al publirreportaje, aunque no estoy seguro de que tal cosa ocurra aquí. Claro que Disney produce documentales sobre sus creaciones constantemente y nos parece lógico de lo acostumbrados que estamos. Eso no resta atractivo a esta propuesta, pero quizá explique que se centre en Glow y no diga nada acerca de las otras compañías y estudios de animación que participaron en Buñuel en el laberinto de las tortugas. No creo que esto desmerezca nada lo logrado: la mayoría del cine animado europeo de cierta ambición artística se crea así, por el esfuerzo de varias compañías. ¡Caray, si hasta la poderosa industria francesa recurre habitualmente a la coproducción con otros países para completar la financiación!
A finales de los 90, el Club de Fútbol Extremadura, también de Almendralejo, pasó dos temporadas en primera división. Glow lleva casi una década en la primera división de la animación. Así de asombroso es su logro.