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Audie Harrison. Categoría: Película. |
¡Truco o trato Scooby-Doo! fue bastante más comentada de lo habitual para las películas de la saga estrenadas directamente en formato doméstico. Eso es porque Vilma Dinkley asegura tener un flechazo con otro personaje femenino. No hay siquiera un beso, pero es una bienvenida incursión de la popular franquicia en territorio ‘queer’. Como, además, en el ámbito de la animación apta para público infantil apenas si hay personajes LGTBI, bien está la decisión para que los personajes animados se parezcan más a la sociedad en la que vivimos, al menos en materia afectiva. Además, hay en marcha una serie de animación para adultos, Velma, centrada en el personaje y prevista para estrenarse en HBO Max en el 2023: si esa revelación tiene continuidad, será una propuesta todavía más prometedora.
Tal vez porque sus responsables sabían que ese enamoramiento lésbico sería ampliamente comentado, el filme está más cuidado que otras producciones para el mercado doméstico. La animación no pasa del estándar televisivo por razones presupuestarias, pero al menos hay detalles inspirados, como el pasaje que imita las ilustraciones de un libro clásico, o los toques de humor que se ríen de convenciones de la saga, como que Daphne Blake no haga prácticamente nada útil. Puntualmente se parece a las parodias de Robot Chicken -pero sin sexo, ni violencia, ni la mitad de mala leche, claro-. Se nota que los principales responsables contaba con proyectos interesantes en su filmografía: Audie Harrison había dirigido y escrito varios episodios de Tito Yayo (2010); Laura Pollak había ejercido de guionista en la serie de animación para adultos Fairfax (2021).
Dicho esto, la que nos ocupa es la entrega 37 de la saga, la sucesora de De la nada: ¡Scooby-Doo! Conoce a Agallas, el Perro Cobarde (2021), así que forma parte de una cadena de producción más centrada en la rentabilidad y en mantener relevante la saga que en cuestiones artísticas. Se nota que es de bajo presupuesto y, sobre todo, más allá del ingenio puntual que guionista y director consiguieron introducir, que los ejecutivos no estaban por la labor de arriesgar más de la cuenta. ¡Bastante que un personaje clásico declara un amor lésbico!
