Jirí Trnka. Categoría: Película. |
Bajaja -también conocido por su título en inglés, Prince Bayaya- es el tercer largometraje dirigido por Jirí Trnka, el maestro de la escuela checa de animación. Sucede a Špalíček (1947), basado en costumbres y leyendas nacionales, y a Cisaruv slavík (1949), adaptación del apreciado cuento El ruiseñor, de Hans Christian Andersen.
Tras ese breve paréntesis que dedicó al cuento tradicional europeo, se interesó esta vez por una trama medieval. Lo hizo a partir un relato de Božena Němcová, escritora particularmente conocida por sus antologías de cuentos, la mayoría de ellos basados en la historia y las leyendas checoslovacas. Uno de ellos es el del paisano que protagoniza Bajaja, que durante su épico ‘viaje del héroe’ se enfrenta en duelo a un malvado señor, mata a un dragón de varias cabezas para liberar a las tres princesas poseídas por un espíritu maligno, libera el alma de su madre atrapada en el purgatorio y, de paso, se gana el amor de la más joven princesa. Nada mal para un caballero debutante en el oficio.
Jirí Trnka ilustra la historia con sus habituales muñecos, de diseño sencillo pero con un vestuario y escenografía cuidadas al detalles. También como de costumbre, el rostro de los muñecos permanece estático, lo que no impide que los personajes sean expresivos y transmitan emociones gracias a la precisa animación de sus cuerpos. Claro que esto último no lo consigue solo con la animación, pues es esencial su maestra puesta en escena, que en todos los aspectos -iluminación, encuadres, montaje, ritmo…- está realizada como si se tratase de un rodaje con actores de carne y hueso.
Por otra parte, el tratamiento de los personajes es realista y la fuente a la que acudió es medieval, pero el lenguaje audiovisual bebe a menudo a la vanguardia cinematográfica. El periodo en el que transcurre la trama, eso sí, está reflejado por una de las mejores ideas del largometraje: cada parte comienza con un plano que simula las ilustraciones de los libros medievales, solo que adornadas con uno o varios personajes en movimiento.
Finalmente, Jirí Trnka volvió a encargar la música a Václav Trojan, aspecto que, como en Špalíček, es esencial aquí, pues la obra está narrada a partir de canciones inspiradas por el folclore checo, que el compositor alterna con inspiradas piezas orquestales.