GOD IS COMING.
8,5/10
Stefan Vogt, el creador de la desternillante Why! (2014), que basa buena parte de su humor en absurdos textos interpretados a gran velocidad, es también el responsable de esta serie, en la que optó por el recurso opuesto: prescindir de los diálogos. Sí mantiene su propensión por las tramas absurdas, pero esta vez todo el énfasis está puesto en la imagen y el sonido.
God is Coming se centra en un cura que, cada domingo, trata de lograr que los habitantes del pueblo acudan a la iglesia, invariablemente sin éxito alguno. Su minimalista narración parte siempre de la misma estructura: el cura abre las puertas de la iglesia, ve que no hay nadie en el exterior, interpreta el órgano, sale a ver si ha atraído a alguien y, al comprobar que no, vuelve a tocar el órgano. A partir de ahí, la trama se desvía en direcciones más o menos disparatadas, pero habitualmente es la música del órgano la que altera el entorno o provoca acontecimientos sobrenaturales o inexplicables -los capítulos del avión o la torre que eleva la iglesia son particularmente inspirados-. No creo que sea muy aventurado afirmar que se trata esencialmente de un musical, pues aunque no hay canciones y aborda el género de un modo inusual, suele ser la música la que determina cómo se desarrolla la trama.
La estética de la serie es igualmente minimalista, radicalmente minimalista: los personajes están representados con una línea, se trate de humanos o animales, así que es el sonido que producen el que nos indica de qué se trata. Por otra parte, es muy interesante que todos los capítulos estén ilustrados desde el mismo punto de vista: un plano general del pueblo en el que transcurre la acción, una puesta en escena singular a la que saca un enorme partido.
God is Coming es un buen ejemplo de la amplitud temática y estética de la animación para adultos. Una comedia que desarrolla su personal humor a partir de un creativo empleo de la animación y del lenguaje audiovisual.
