Satoshi Kon. Categoría: Película. |
Perfect Blue es el debut como director de largometrajes de Satoshi Kon, cuya experiencia como cineasta se reducía a la dirección de varios episodios de la mini-serie Jojo no kimyô na bôken (1994) y al guion de uno de los segmentos del clásico Memories (1995). Sadayuki Murai, por su parte, ha desarrollado una carrera como guionista que incluye numerosas apreciadas obras de anime, pero este fue su primer trabajo profesional. Eso explica que los productores la concibieran inicialmente para su comercialización directa en vídeo.
Sin embargo, como en los créditos figuraba Katsuhiro Ôtomo -el director de la obra maestra Akira (1988)- en calidad de “supervisor especial”, festivales de todo el mundo programaron la cinta y, una vez empezó a verse, el talento de Satoshi Kon resultó evidente. Perfect Blue se convirtió en esencial para los amantes del anime, estatus que mantiene varias décadas después de su estreno.
El director se despidió, debido a su triste muerte a causa de un cáncer, con la deslumbrante Paprika (2006), y este largometraje es, en muchos aspectos, una primera exploración de los temas que más le interesan, especialmente la mezcla de realidad y fantasía que caracteriza buena parte de su filmografía, incluida su magistral serie Paranoia agent (2004).
También aquí recurre a una ficción dentro de la ficción, la grabación de una serie de televisión cuyo argumento se entrelaza cada vez más con la vida de la protagonista, una cantante de pop comercial que decide dedicarse a la actuación. Murai y Kon se divierten cuando juegan con el espectador, difuminando cada vez más las fronteras entre la vida de la actriz y el rodaje, de modo que en varios momentos no sabemos a cuál de los dos ámbitos pertenece la escena a la que estamos asistiendo. Un eficaz recurso que, amplificado por las poderosas imágenes del director, ilustra la progresiva locura del personaje principal.
Este ‘thriller’ psicológico con ecos de Alfred Hitchcock, David Lynch y Dario Argento le sirve también a Satoshi Kon para introducir multitud de subtextos que enriquecen enormemente la trama. Reflexiona, y nosotros con él, sobre la industria del entretenimiento, la obsesión con la fama, el voyeurismo, la sexualización de la mujer y, por supuesto, sobre el rol de las nuevas tecnologías en cada uno de esos cuatro aspectos. El film transcurre en los inicios de Internet y desde entonces la forma de relacionarse con las estrellas ha cambiado enormemente, pero los problemas que denuncia son fundamentalmente los mismos.