Isao Takahata. Categoría: Película. |
Pese a ser el más veterano de los dos, Isao Takahata fue rápidamente eclipsado por la popularidad de su compañero en Studio Ghibli, Hayao Miyazaki. El segundo de ellos, de hecho, ese mismo 1988 estrenó la exitosa Mi vecino Totoro, de la que salió el memorable personaje que ilustra el logo del estudio. Y sin embargo, el prestigio internacional de la compañía estadounidense se debe también a Takahata, otro grande de la animación bajo el mismo techo que con La tumba de las luciérnagas creó su primera obra maestra.
El autor que nos ocupa quizá no poseía la vertiente de Miyazaki de crear criaturas fantásticas inolvidables, pero sí un evidente talento a la hora de emplear la animación para contar historias de profundo humanismo y de inusual dramatismo. Esta posiblemente sea una de las películas protagonizadas por dibujos animados más tristes jamás filmadas. Un consejo: si no la has visto aún, mejor espera a un día en el que estés de buen humor y te sientas emocionalmente fuerte.
La tumba de las luciérnagas es un alegato pacifista que denuncia los horrores de la guerra sin recurrir a escenas bélicas ni mostrar combates. En cambio, se centra en la relación entre un chico y su hermana pequeña cuando tratan de sobrevivir en tan adverso contexto. Es una maravilla el diseño de ambos personajes y cómo están animados. Es un hito del medio y de la animación tradicional cuya estética es una preciosidad.
En definitiva, es una de esas raras obras en las que todos los elementos son brillantes: el hermoso guion, el pulso narrativo, la irresistible estética y, por supuesto, la animación. Es el resultado de años de trabajo de una mano maestra en un momento de plenitud creativa.