Arthur Rankin Jr. Categoría: Película. |
Willy McBean and His Magic Machine es el primer largometraje para cines que produjo Rankin/Bass Productions, compañía que por entonces aún se denominaba Videocraft International. La asociación de Arthur Rankin Jr. y Jules Bass acababa de obtener un notable éxito con su especial televisivo Rudolph, el reno de la nariz roja (1964), así que para esta primera película repitió los elementos clave: animación stop motion realizada en Tokyo por MOM Productions bajo la supervisión de Tadahito Mochinaga, buena parte de los intérpretes de voz y la comedia musical como género privilegiado.
Sin embargo, esta coproducción con la compañía japonesa Dentsu Motion Pictures no es de los mejores trabajos del estudio porque su guion es flojo e irregular y porque la dirección no es precisamente brillante e imaginativa. Por otra parte, puede que el proyecto fuese concebido para estrenarse en salas, pero la dirección de arte, la ambición de la producción y el tipo de animación son como las de sus especiales televisivos.
Cierto que uno no ve las producciones en stop motion de Rankin/Bass Productions por su sofisticada animación, pues su ‘animagic’ no se caracteriza por su perfección técnica, pero como tampoco esta vez resulta encantador y el humor no es muy ingenioso, lo que obtenemos es un film que solo puntualmente seduce con alguna ocurrencia.
Esta propuesta de ciencia ficción desde una perspectiva cómica toma como pretexto los viajes en el tiempo para enlazar con poca soltura segmentos más o menos independientes. La cosa ya empieza mal con el pasaje dedicado al oeste, presenta a unos reyes católicos que parecen salidos de Alicia en el país de las maravillas (1951) y concluye con un episodio prehistórico cuyos habitantes recuerdan a los de Los Picapiedra. Al menos tenemos un villano que parece anticipar la estupenda Mad Monster Party (1967).
The Animated Movie Guide (2005) otorga al film dos estrellas de cuatro y comenta lo siguiente: “los films de esa era de Rankin-Bass han sido parodiados por su aspecto de bajo presupuesto, pero las historias y animación de personajes poseen un gran atractivo para baby boomers que crecieron con ellos. Esta película no es gran arte, pero es bastante satisfactoria como ejemplo de cultura pop de usar y tirar”.
En fin, salvo por el caricaturesco diseño de los personajes, que no está mal, Willy McBean and His Magic Machine es solo recomendable para estudios del stop motion.