Fyodor Khitruk. Categoría: Cortometraje. |
Fyodor Khitruk decidió dedicarse a la animación tras ver El concierto de la banda (1935), de Disney, el primer cortometraje en color protagonizado por Mickey Mouse. Dos años después empezó a trabajar en Soyuzmultfilm y, tras el obligado parón para combatir en la Segunda Guerra Mundial, retomó su dedicación a la animación en 1948. En el estudio propiedad del estado, colaboró como animador en obras de Ivan Ivanov-Vano y en los largometrajes The Night Before Christmas (1951), de las hermanas Valentina y Zinaida Brumberg; La florecilla escarlata (1952) y Klyuch (1961), ambos dirigidos por Lev Atamanov.
Historia de un crimen es su debut como director y debió de situarle de inmediato como uno de los más vanguardistas directores de un estudio que, a principios de los 60, abandonaba el Realismo Socialista que caracterizó su década anterior para abrazar enfoques más experimentales. De hecho, 1962 fue también el año en el que Soyuzmultfilm estrenó Banya, película dirigida por Anatoliy Karanovich y Sergei Yutkevich, que además de ser altamente experimental, no sé cómo pudo ser aceptada por la censura.
Una impresión similar produce este primer trabajo de Fyodor Khitruk, que retrata un doble crimen a cargo de un ciudadano aparentemente inofensivo, sin antecedentes penales, justificado en parte por el incívico comportamiento de sus vecinos en uno de esos modernos edificios que proliferaban en la Unión Soviética de entonces. Quizá fuese porque la inteligencia de los artistas suele triunfar frente a la de los censores, pero el caso es que esta crítica visión de la sociedad soviética de la época pasó el corte de la censura y, por suerte para nosotros, vio la luz.
La obra es una maravilla desde un punto de vista estético, con un empleo muy particular del color y de la animación y una representación del espacio que depende de factores como la percepción del protagonista o el sonido y no de cuestiones como la física o el realismo. También es muy singular cómo recurre al sonido para reemplazar los diálogos. No sé si se inspiró en la “Escuela de animación de Zagreb” representada por autores como Vatroslav Mimica, pero es un enfoque estético y narrativo muy cercano.
El libro Animation Unlimited (2004) lo selecciona en su lista de 50 cortometrajes innovadores desde 1940 y lo describe como “uno de los primeros films rusos creados específicamente para espectadores adultos”.