2001: Princesa Arete (Arîte hime)

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Princesa Arete (Arîte hime)amazonfilmin

Sunao Katabuchi.
PRINCESA ARETE (ARîTE HIME).
9/10

Categoría: Película.
Guion: Sunao Katabuchi.
Año: 2001.
País: Japón.
Género: Fantasía, Drama, Aventura.
Técnica: 2D, Anime.
Estudio: Studio 4°C; Production I.G, Imagica, Nakamura Production, Studio Cockpit, Zero-G (apoyo).
Idioma: Japonés.
Característica: Princesas, Delicado, Imaginativo, Feminismo, Magia y brujería.
Duración: 1h 45min.
Clasificación por edades: Todas las edades.
Streaming: Filmin.

A Sunao Katabuchi, como a casi cualquier artista que haya trabajado en Studio Ghibli, le ocurre que sus proyectos personajes son inevitablemente comparados con los del estudio fundado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata. El caso es que el cineasta que nos ocupa había sido asistente de dirección de Miyazaki en un capítulo de la serie Sherlock Holmes (1984) y en el largometraje Nicky, la aprendiz de bruja (1989)-, así que sus inicios como director, en cierto modo, fueron junto al maestro del anime.

En el caso de su ópera prima, Princesa Arete, las referencias a Studio Ghibli y Hayao Miyazaki no están desencaminadas. También aquí tenemos una protagonista femenina valiente e inteligente que reclama su independencia; el villano de la función produce sentimientos encontrados al no ser solo maldad; y la fantasía convive con un tono predominantemente realista; entre otros parecidos razonables.

Cierto que la estética, en cambio, es notablemente diferente de la desarrollada por Studio Ghibli y el 99% de las producciones de animación japonesa. Recuerda a la tradición europea, a clásicos como El rey y el ruiseñor (1980), por ejemplo, pero incluso en eso hay un punto de conexión posible: Miyazaki es un declarado amirador de la obra maestra dirigida por Paul Grimault. En cualquier caso, es loable la decisión estética tomada por Sunao Katabuchi, dado que basta ese aspecto para hacer de Princesa Arete una de las más singulares películas de anime y una de las más personales óperas primas.

Puesto que no la conozco, ignoro hasta qué punto el director redujo los elementos feministas de la novela de Diana Coles en la que se inspiró –The Clever Princess (1983)-. Incluso en ese caso, es interesante leer la trama en clave feminista, máxime cuando la protagonista se interesa por la cultura -a través de la lectura- y su libertad mientras desprecia sistemáticamente a los pretendientes que su padre pretende imponerle. Claro que también hay una interpretación en clave humanista, en la que prima el intelecto, la igualdad y la solidaridad frente a los privilegios de los poderosos y el oscurantismo (aquí representado, quizá, por la magia).

A pesa de por la estimulante parte visual y las muchas y buenas ideas en el guion y la puesta en escena, la película destaca por tempo contemplativo, en el que apenas si hay cambios de ritmo o intensidad emocional. Prácticamente no hay clímax, más allá de un tímido intento de acción final. Para muchos espectadores, especialmente los acostumbrados a las propuestas comerciales, esto supondrá un problema seguramente insalvable. Para quien esto escribe, es una muestra más de la personalidad de su director, de su renuncia a imitar modelos ajenos. Lástima que esas elecciones inusuales lastraran sus opciones en taquilla, aunque tampoco le fue mucho mejor con su siguiente película, Mai Mai miracle (2009), a pesar de optar por una estética más cercana al estándar del anime.

Álvaro López Martín y David Heredia Pitarch, en su recomendable libro Las 100 mejores películas anime (Diábolo Ediciones, 2021), sitúan el filme en el puesto 59 y escriben: “el diseño de personajes se aleja de los típicos del anime y parece más próximo a la animación europea, así como su animación limpia y fluida destaca por encima del resto. Es una película de ritmo pausado que ahonda en la reflexión, pero que no escatima en una belleza que te va absorbiendo”.

Reseña Panorama
Puntación
9
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