Los guionistas, en la animación, como en prácticamente cualquier ámbito audiovisual, son los eternos invisibles. Realizan una de las tareas más apasionantes y a la vez ingratas puesto que rara vez obtienen el reconocimiento que merecen. Este artículo no lo remediará, me temo, pero sí he querido dar a varios guionistas especializados en animación la oportunidad de explicar cómo es su trabajo, en qué se distingue de escribir para ‘imagen real’ y si supone un reyo mayor escribir para público infantil.
Responden a mis preguntas Eva Pérez Misa, que este mismo mes presenta en Cartoon Forum la serie Cebra con lunares y hace nada presentó Los Wawies en el MIFA; Irene Chica, responsable del departamento de desarrollo de cine de Ánima y del sello Wackamola; Carlos Bleycher, guionista de las series Puerto Papel y Pocoyó, entre muchas otras; Eligio R. Montero, coguionista de la premiada película Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018); y Elena Gobernado, que ha participado en multitud de series animadas, entre ellas Pocoyó o Shuriken School, y en cortos tan divertidos como Trazo Crítico – Contaminación (2019).
Eva Pérez Misa
(Imagen de Cebra con lunares)
1. ¿Cuales son las particularidades de escribir para animación?
Para mí, escribir animación significa libertad creativa. En una película o serie de animación puedes generar todo un universo con reglas totalmente novedosas y locas, un universo en el que mostrar mejor aquello de lo que quieres hablar, sin que ello suponga elevar el presupuesto de producción. En una peli o serie de imagen real, te agarras un poco más a la realidad y, ahora mismo, me siento más coartada con ello. Por ejemplo, la gravedad está en lo real y no puedes ir en contra de ella en una peli de imagen real porque podría suponer un gasto de dinero enorme. Sin embargo, en animación, puedo alterar la gravedad sin problemas.
2. ¿Supone un reto mayor escribir animación apta para público infantil?
El reto de escribir para niños es acercanos a una etapa vital que nos queda súper lejana. Nosotros, desde nuestros intereses como adultos, nos centramos en aprovechar las series para enseñar a los niños idiomas, matemáticas o historia, pero a cierta edad están aprendiendo reglas mucho más básicas, bastante importantes y que llaman más su atención que el inglés o la tabla de multiplicar. Por ejemplo, de cero a tres, están aprendiendo leyes fisicas como que el chupete siempre se va a caer al suelo o que la pelota no desaparece cuando pasa por detrás del árbol. Son cosas tan sencillas que no las tenemos en cuenta y es con lo que tenemos que jugar precisamente al escribir para ellos. Tenemos que saberlas, saber como funciona el desarrollo cerebral de un niño para poder contar historias con las que ayudar a crecer -y en ello, hay que incluir la diversión y el entretenimiento porque sin diversión no se avanza-. Es mucho más difícil escribir para niños, porque te queda mucho más lejano, que escribir para un adulto. La gente piensa que es fácil, y no, no es poner una pelota botando y ya está, porque a lo mejor el niño se te aburre. Se trata de saber en qué fase está el target para el que estás escribiendo a nivel de desarrollo y a partir de ahí escribir y jugar con mundos un poco más surrealistas, por decirlo de alguna manera, salirte de lo común, de lo lógico.
3. Cuando escribes, ¿imaginas ya, aunque sea sin querer, un tipo de estética o, incluso, una técnica de animación en concreto?
Depende del proyecto. Hay proyectos para los que me documento mucho. Eso hace que busque obras, artistas, vanguardias que representen las emociones del tema que quiero tratar en el proyecto y que sin querer ya me vengan a la cabeza esas referencias cuando escribo. Otras veces, empiezo a escribir una historia que me nace, en la que veo todo en carne y hueso o mejor dicho como en un sueño, y cuando estoy trabajando ya en la estructura o en la escaleta o en los diálogos, pienso ‘esto en imagen real no lo puedo hacer. Tiene más una estética en 2D o en 3D’. Pero yo no soy especialista y cuando llega alguien ya me dice si sí o si no o como lo ven ellos.
Irene Chica
(Logo de Wackamola)
1. ¿Cuales son las particularidades de escribir para animación?
Yo no he escrito para ‘live action’ pero hablando con compañeros, y yo misma peco de eso, tendemos a explicar muchos porqués. La lógica de las cosas. En animación lo guay es que no tienes que preocuparte de explicar el porqué de todo, porque en un mundo animado todo es posible o, al menos, hacemos ese pacto tácito. Tiene que tener lógica todo dentro del universo que has creado pero no necesariamente lógica respecto a las leyes de nuestro mundo real. Dándote un ejemplo concreto, si ahora soy un dibujito y me saco del bolsillo un martillo no necesitas explicar que tiene un martillo porque lo compró en la ferretería el día antes. Te he puesto un ejemplo monstruo, muy malo, pero sirve para entendernos.
2. ¿Supone un reto mayor escribir animación apta para público infantil?
Conectando con esto que digo de que la animación te da ciertas licencias a la hora de escribir, si encima escribes para adulto encima más licencias. Un adulto tiene más nivel cognitivo que un niño y puedes experimentar con la narrativa mucho más. Te puedes permitir más cosas, experimentar y proponer más flashbacks o líneas narrativas. Para mí es más divertido cuanto más adulto sea el producto. A mí me pasa que escribir para preescolar me da pereza, porque tengo 30 años, así que respecto a una mente de tres o cuatro años hay que tener mucho cuidado. Me resulta demasiado limitado, mucho cuidado tienes que tener a la hora de escribir preescolar: estás tratando casi con bebés. De ti depende su futuro y su educación, ¡qué presión! Cuando escribes para adultos puedes abordar temas más controvertidos y nadie te va a juzgar. De hecho se te va a pedir. Pero también disfruto escribiendo para el target que va de 6 a 11, porque ya son un poco mayores y te puedes permitir ciertos chistes. Aunque luego te llega la tele y te dice cosas como cambiar las chuches por frutas, por ejemplo.
3. Cuando escribes, ¿imaginas ya, aunque sea sin querer, un tipo de estética o, incluso, una técnica de animación en concreto?
Con mis proyectos propios me imagino primero cómo sería técnicamente, incluso cuando estoy diseñando la historia en la cabeza. Cuando pongo en papel o en el Word los guiones ya vengo de haberme imaginado la técnica, no al revés. Primero diseño todo en la cabeza, incluyendo el aspecto de los personajes y cual es su historia, y cuando me pongo a escribir en serio ya tengo una idea de cómo son. Una vez que ya tienes los diseños, porque se los has encargado a un artista, ya me imagino esos diseños todo el tiempo. Eso es un problema si luego llega otro artista y te hace unos diseños que te molan más, que te tienes que reconfigurar la cabeza.
Carlos Bleycher
(Fotograma de Puerto Papel)
1. ¿Cuales son las particularidades de escribir para animación?
Mucha gente trata a la animación como un género. Como si se estuviera hablando de comedia, drama o documental. Y claro, ¡pues entonces la animación es un género! Y no. La animación es la técnica o la plataforma de la producción, como lo sería el stop motion, rotoscopía o el propio live action. Cada género tiene sus particularidades que tienen que ver justamente con eso: el género en sí y ciertas reglas o claves narrativas que por esencia deben estar presentes para encajar en aquel género. La animación engloba a todos los géneros, pero si hay algo que realmente la diferencia del resto de producciones de ficción es el formato. La duración de los episodios y por ende, de la historia. A manera estandar podríamos hablar de 3 grandes formatos: 7”, 11” y 23”, siendo los dos primeros los de mayor presencia. Entonces la particularidad pasa por aglutinar la historia que vamos a contar en (aunque suene un poco subjetivo) muy poco tiempo, o por lo menos, menos tiempo en comparación a un episodio tipo de una producción de ficción en live action. Yo le tengo gran respeto a la Señora Estructura, pero también la trato con confianza, porque no puedes (o yo por lo menos) ceñirte a rajatabla a una estructura narrativa que fue creada para contar una historia en muchísimo más tiempo; obras de teatro, luego pelis y ficciones de 1 hora. De alguna manera los formatos han condicionado a la animación a tener más libertad al momento de estructurar, por ejemplo, los episodios de una serie unitaria. Hay límites muy claros de por dónde puedes y debes moverte, pero al mismo tiempo, entre aquellos límites hay un espacio importante donde puedes y debes jugar las fichas de una manera que le encaje a tu historia y no caer en estructuras demasiado rígidas. Y esto muchas veces significa crearte caminos paralelos y transitar por otras rutas para llegar del punto A al B y C. Hay que tener confianza en que estos nuevos caminos nos llevarán a donde debemos llegar, y como somos muy respetuosos con quien nos ha puesto los límites, nuestra vieja amiga la Señora Estructura, técnimente todo saldrá bien. Y digo técnicamente porque cuando escribo para animación, siempre la ruta es distinta, o por lo menos, el camino de en medio. Entre el set-up y la resolución te vas haciendo camino al escribir… si es que eso le hace sentido a alguien xD
2. ¿Supone un reto mayor escribir animación apta para público infantil?
Creo que los retos siempre están presentes cuando se escribe para cualquier tipo de público. El tema, es que se cree que escribir para público infantil es algo sencillo, sí total “es para críos”. A lo largo de mi carrera puedo dar fe de que los niños y niñas son el público más exigente y sofisticado de todos. Saben exactamente lo que quieren y hay una edad donde comienzan a formar criterio y no se van a tragar cualquier tipo de historia o personajes simplones. Hay que tener una gran cuota de sensibilidad, porque detrás de una historia que pueda parecer muy banal y sencilla, existe toda una construcción emocional por detrás. Cuando, por ejemplo, hay una trama de una niña que pierde su juguete favorito, la pasa mal a lo largo del episodio y finalmente encuentra un sustituto, atrás de eso estamos hablando de temas y conceptos que los niños comienzan ya a experimentar: la tolerancia a la frustración, qué tanta importancia le damos a las cosas materiales, nuestra actitud frente a la pérdida, etc. Hay toda una red temática y conceptual atrás de la simple acción de “perder el juguete favorito” y el reto está justamente en cómo diablos contar esa historia para que sea divertida, y al mismo tiempo, te deje algo… aunque sea de manera inconsciente. Para mí los personajes juegan un rol importantísimo en las producciones para público infantil, porque sin perder aquella aspiracionalidad inherente de los niños, debemos mantener en nuestros personajes una cuota de realidad, coherencia y absurdo que los hagan reales. Y sí, los niños cogen el absurdo de manera bestial. De hecho, el humor y la comedia nos permite hablar de temas más profundos sin caer en la catédra o el “eso no se hace”. Pero venga, que ese tema de niños y niñas y su relación con la comedia da para otra entrevista aparte.
3. Cuando escribes, ¿imaginas ya, aunque sea sin querer, un tipo de estética o, incluso, una técnica de animación en concreto?
Siempre. Es inevitable. Suelo pensar de manera muy visual. Si el proyecto ya está en marcha y hay diseños de personajes y decorados la cosa es más sencilla. Sabes que tal personaje lleva, por ejemplo, una riñonera en forma de patata o de cierto color, o que en X decorado hay una escultura horrible de un babuino. Tener consciencia de estos elementos al momento de escribir enriquecen el potencial de la escena: un personaje puede bromear por la patata o hacer algún comentario respecto a aquella putrefacta escultura. Pero cuando se está en un early development sin la parte visual definida aún, hay toda una puesta en escena mental que hago antes de ponerme con la escena: ¿Qué tanto movimiento pueden tener los personajes en el decorado? ¿Dónde se sientan? De hecho: ¿Hay sillas, un sofá, una bala de paja? ¿La nevera tiene el congelador en la parte superior o inferior? Y así con todo. Esto hay que visualizarlo y como no hay dos personas en el mundo que interpreten las cosas de igual manera (no, no las hay), hay que dejarlo muy claro en la descripción de acciones. Existe toda una puesta en escena mental antes de comenzar a escribir una escena. Y el tipo de animación también va a condicionar eso. Un mismo gag de humor visual, no va a funcionar de la misma manera en una animación 3D, en cut out o en stop motion, por lo que se debe tener consciencia de los “límites” de cada formato.
Eligio R. Montero
(Fotograma de Buñuel en el laberinto de las tortugas)
1. ¿Cuales son las particularidades de escribir para animación?
En el fondo es muy parecido. Se trata de escribir una historia que se va a contar con imágenes y sonidos, con planos, cortes de montaje, elipsis narrativas, etc. El lenguaje en el fondo es casi el mismo, pero hay pequeñas diferencias que es bueno conocer.
Por ejemplo, el tiempo de lectura. Una imagen de animación, un dibujo, por realista o complejo que sea, se lee antes que una imagen real. Por eso lo procesamos antes y por eso la lectura de la imagen en animación es más rápida, eso hace que el ritmo interno de las secuencias y de la película en general tenga que ser más vivo si queremos mantener el mismo nivel de atención que en una película de imagen real. Hace que vayamos más al grano en lo narrativo y que seamos más ágiles tanto en la puesta en escena como en los diálogos.
La imagen real, especialmente ciertas imágenes, poseen una potencia que es difícil que la animación consiga. Por ejemplo, la fuerza de los rostros en primer plano de una peli de John Cassavetes, la belleza de un paisaje, etc. Eso hace que sostener esos planos, fiar la fuerza del relato a ellos, sea más complicado. No es imposible y se pueden lograr grandes cosas con el uso del color y la forma en animación (el primer plano con que abre la película “Encanto” tiene muchísima fuerza pese a ser un dibujo, por ejemplo) pero no se puede uno fiar de ello, al menos desde el guión. La fuerza ha de estar en la acción dramática, aunque tampoco hay que desdeñar los momentos de reposo o pausa, necesarios en todo relato… pero quizá tengan menos duración y deban tener una mayor carga dramática de fondo.
Por otro lado, esta mayor lejanía de la realidad nos permite un mayor grado de fabulación o fantasía en el relato, de abstracción. En animación podemos llevar a los personajes y la realidad a un nivel de fabulación, de irrealidad, que en la imagen real nos sería más difícil construir. De hecho, hay historias que por su sentido y construcción parecen estar pidiendo la animación. En Buñuel eso marcó mucho nuestra aproximación al personaje y los hechos, y creo que si hubiésemos hecho una película de imagen real esta habría sido diferente o habría tenido una versión algo distinta a los personajes y la historia. O, por poner un ejemplo un tanto extremo: en animación que los animales hablen es más fácil de construir que en imagen real, sale más natural…
También hay que conocer el medio y lo que cuesta la producción. Hay cosas que resultan más baratas en animación y que en imagen real serían prohibitivas, como tener una breve secuencia en la Ciudad del Vaticano o en la Estación Espacial Internacional… Pero también hay cosas que en imagen real no suponen sobrecoste alguno pero que en animación requieren un esfuerzo (y, por lo tanto, dinero) muy grande, como que un personaje fume (hay que animar todo el humo) o que salte a una piscina y el agua quede natural al salpicar y empapar el cuerpo del personaje, además de que el cabello le cambiará y eso implica otro dibujo y diseño de personaje. Es bueno conocer el proceso de animación para saber qué es realmente más sencillo o complicado a la hora de hacer la producción.
Y otro elemento muy particular de la animación es el uso de la animática: una especie de storyboard filmado ya con voces y música de referencia. Es una primera versión de la película en viñetas, que se graba y se sonoriza de forma sencilla. En ella ya puedes ver, además del guión, la planificación que va a hacer el director, el montaje, el ritmo… Y, a la hora de reescribir el guión o ponerlo a prueba es una herramienta poderosísima. Ya ves cosas que, de otra forma, no verías hasta el montaje. Y puedes solucionarlas. De hecho, una vez se tiene una versión sólida de guión, la película se sigue escribiendo a través de al animática, donde es bueno que el guionista está al lado del director en esas reescrituras. De hecho es una herramienta muy poderosa que me apetece llevar a la producción de películas de imagen real siempre que haya tiempo para ello.
2. ¿Supone un reto mayor escribir animación para adultos?
Realmente no, al menos no mayor que escribir animación para niños, que a mí me resulta más desafiante ya que casi todos los proyectos de ficción en los que había trabajado en televisión eran para adultos. Ese ha sido casi siempre mi target habitual.
Con adultos tienes más libertad tanto en los temas que tratas como en cómo los vas a abordar… incluso en estos tiempos en que lo políticamente correcto a veces se convierte en una censura bastante absurda. Pero, en general, puedes permitirte giros más complejos y más duros, un lenguaje más coloquial, palabras malsonantes, puedes usar el sexo, las drogas y la violencia de forma más natural, y puedes tratar temas que a un niño le resultarían aburridos o demasiado tristes.
Con los niños, por una lado, tienes que saber qué temas tratar, pero sin pasarte a la hora de simplificar las cosas o hacerlas demasiado infantiles, porque entonces no les va a interesar. Quieren ver cosas de adultos, asomarse a la edad que tienen por delante. El límite entre una cosa y otra no es fácil. Además, los niños se aburren antes y es más difícil mantener su atención. Eso implica que la narración debe ser más ágil y deben de estar continuamente pasando cosas que les atraigan y les enganchen. Es otro tipo de escritura, muy exigente, que me resulta muy interesante…
Elena Gobernado
(Fotograma de Trazo Crítico – Contaminación)
1. ¿Cuales son las particularidades de escribir para animación?
Trabajar con una técnica u otra no debería condicionar la escritura. Pero si un pintor usa acrílico o acuarela, su forma de usar el pincel cambia y el resultado final también. Con animación pasa lo mismo. Hay que ver cómo la animación puede mejorar la historia y porqué quiero usarla. Y sobre todo, conocer bien el proceso. El guion pasa a story, luego a animática, aquí no hay actores que improvisen y los planos se dibujan. Todo lo que se pueda precisar en guion, mejor. Respecto al guion, descripciones más detallada, verbos más ajustados y sobre todo el mundo. La animación es perfecta para la fantasía, contar cosas de humanos que hacen lo mismo pero de forma distinta en un mundo diferente.
2. ¿Supone un reto mayor escribir animación apta para público infantil?
El gran reto es escribir una buena historia, con personajes memorables. La infancia no se merece menos. Es exigente, no mienten y no tienen paciencia para ver si mejora algo que no les está gustando. Tienes que asombrar y retener con creatividad. Aunque, sin entrar en adoctrinamientos ni paternalismos, sí que hay contemplar valores. La amoralidad no puede campar a sus anchas como en un guion para público adulto. Asomar la patita sí, con consecuencias y ajustando más lo que se transmite. Maduramos socializando y por imitación, los valores que trasmitimos son importantes.
3. Cuando escribes, ¿imaginas ya, aunque sea sin querer, un tipo de estética o, incluso, una técnica de animación en concreto?
Sí, es inevitable, pero muchas veces viene impuesto. Lo importante es cómo cuentas la historia, para mí y sin restarle importancia, el resto es vestir. Una animación increíble con una mal guion, se cae. Al revés, no.