Los retos de animar: los animadores responden

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Tras el dedicado a los guionistas y a los productores, este es el tercer post de una serie que podría denominar ‘Los oficios de la animación’. Esta vez me he fijado en los animadores, probablemente el único rol imprescindible si se trata de una obra de animación. Es una profesión curiosa, dado que su trabajo está visible en pantalla desde el inicio hasta el final, pero salvo que uno se interese por el cómo se hizo es posible que no sea debidamente valorado.

Para reconocer la laboriosa tarea de estos apasionados profesionales, he aquí una selección de excelentes animadores, que se prestaron a responder a las mismas dos preguntas.

Roc Spinet

(Ilustración de Roc Spinet)

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

¡El animador tiene que ser una persona que se ríe en la cara de la muerte! ¡Es aquel que se queda sonriendo ante el enemigo mientras todos sus compinches se dan a la fuga, la persona que sigue al pie del timón mientras su barco naufraga, alguien a quien le da igual que su bicicleta vaya sin frenos mientras se dirige veloz al precipicio!

Para empezar, un animador tiene que ser flexible. Tendrá que adaptarse a cada batalla, ya que todas serán distintas… Cada producción te pedirá un estilo de animación y un acabado diferente, la capacidad de adaptación del animador será clave para ello. ¡Esa misma flexibilidad deberá emplearla en poder alternar entre su íntima burbuja de creación y entre la seca, y a menudo apresurada, realidad de la comunicación, una y otra vez! ¡Pues la animación es un trabajo colaborativo! Y eso nos lleva al siguiente punto: un animador tiene que saber luchar en equipo. Y ser muy consciente de cuál es su lugar y qué pieza ocupa dentro de la apabullante y frenética maquinaria de la producción. Por ello deberá tener la capacidad de recibir ‘feedback’ y aplicarlo, sin que este se vea impregnado por los oscuros musgos del ego… aplicarlo con precisión. Sabiéndose parte de un todo que avanza con ímpetu al combate. El animador es alguien disciplinado, pues a lo largo de todo ese largo proceso, tendrá que tener claro en que punto está y desempeñar su función con constancia, día a día, viendo como se completa su trabajo desde su etapa ‘rough’, donde apenas se entiende que es lo que se mueve en la escena, hasta terminar limpiamente los detalles y los ‘followthroughts’ del pelo de sus personajes.

Ello requiere la constancia de esa gota que golpea rítmicamente la piedra hasta atravesarla. La aplicación de esa constancia nos lleva al siguiente punto: el animador tiene que ser alguien paciente. La animación es un proceso lento y se requiere de sosiego interior suficiente para ver crecer tu planta lentamente, mientras a tu alrededor el edificio está en llamas a punto de desmoronarse. Cuando alrededor del animador todo es caos y tensión, en su interior habrá un oasis de paz. Asimismo, cuando el ambiente esté tranquilo y el ambiente de producción sea invadido por el sopor, en el interior del animador estallará el volcán.

Además, el animador debe ser observador, percibir, estudiar y entender siempre el movimiento de todo lo que hay a su alrededor y archivarlo en su amplia base de datos.
Y para terminar, la que para mí es más importante, la que sostiene a las otras como un fuerte armazón, como el esqueleto de la bestia: el amor por el medio. El precio a pagar para ser animador es a menudo alto y el nivel de exigencia también, así que, ¿cómo se puede sacrificar tanto tiempo? ¿Invertir tanto esfuerzo? ¿Cómo se pueden pasar tantas horas en la lucha sin que sientas verdadera pasión y/o amor (a veces incondicional) por lo que estás haciendo? Ya os lo digo yo, ¡no se puede! El animador tiene que tener una fuerte vocación hacia su trabajo, debe disfrutar el proceso, fascinarse con las cosas que está animando, perderse en las historias, enamorarse de sus personajes y de sus actings. Ahora bien, ese amor no debe hacer que el animador permita que jueguen con él. El animador debe ser consciente de su valía, ser consciente de las capacidades que tiene, y para ello debe recibir siempre un justo precio por todas las habilidades que desplegará en el combate, que no son pocas, ni mucho menos fáciles. ¡Que no se os olvide!

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Para mí, animar, ya de por sí, supone un gran reto, pero para focalizar en algo, quizás resaltaría la dificultad de tener que animar constantemente cosas que no has animado nunca y, creedme, sucede todo el rato. Es decir, además de todas las capacidades necesarias para hacer animaciones, de repente tenemos delante nuestro la tarea de mover algo que no sabemos como se mueve o que incluso, quizás, ni siquiera hemos visto nunca. El animador no conoce innatamente como se mueve cada cosa, es fruto de una observación, un estudio, un entendimiento del cómo y el porqué se mueve de tal manera. Siempre me gusta contar la vez que me pidieron animar una araña por primera vez: tuve que ver un montón de videos de arañas, para entender cuál era la secuencia de movimientos entre sus distintas patas, como distribuye el peso, qué tics de movimientos la caracterizan… Me vi tantos videos que acabé teniendo pesadillas de arañas que salían de las paredes.

Últimamente me gusta animar con videos de referencia abiertos en otra ventana reproduciéndose en bucle. Sí, por ejemplo, estoy animando un pájaro de una especie concreta, me pongo videos de ese pájaro mientras animo, para, poco a poco, convertirme en ese pájaro. El animador tiene que hacer la labor de interiorizar el movimiento de lo que sea que esté animando, tiene que empaparse de ello y luego, haciendo uso de sus habilidades plásticas, interpretarlo con mayor o menor pericia. Y si lo que está animando no existe, tendrá que ser lo suficientemente creativo para combinar patrones reales de movimiento y generar algo totalmente nuevo. ¿Qué reto hay mayor que eso?

JuanPe Arroyo

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Quitémonos lo obvio de en medio lo más rápido posible: es esencial que un animador domine todos los aspectos técnicos y artísticos que engloban el noble arte de la animación. Ya sea para 2D como para 3D hay unos requerimientos básicos que necesitan ser cubiertos: entendimiento del concepto del timing y el spacing, buena base de dibujo, (sí, también es útil para 3D), un buen sentido del ritmo y de la composición, capacidad de observación, etc.

Dicho esto, en mi opinión, las cualidades que hacen a un buen animador excelente tienen mucho más que ver con su actitud, aquí os dejo algunas:

Un buen animador es aquel que aun centrándose en una mínima parte de un proyecto (por ejemplo: una escena), mantiene siempre presente el contexto general del mismo. Teniendo siempre en mente como su escena afecta a la secuencia en la que esta se encuentra y cómo esta secuencia afecta a la película o cortometraje en general.

Es aquel que es capaz de adaptar su estilo y calidad a los requisitos del proyecto por encima de su ego. Si te han pedido amablemente que el estilo sea una animación limitada, te aseguro que tienen sus razones, no te marques un Richard Williams solo porque puedes.

Es aquel que entiende que la animación es un trabajo en equipo, respetando el trabajo de los artistas que la preceden en la pipeline e intentando hacer la vida más fácil a los artistas que tendrán que recibir y completar su trabajo. No te quejes de tus compañeros en Layout y, por el amor de dios, organiza esas capas un poco mejor que a la gente de clean up les va a dar un soponcio.

Es aquel que entiende que hay elegir las batallas y es capaz de ver que quizás ese plano de medio segundo en el que el personaje parpadea no necesita mil inbetweens ni tampoco que el personaje baile la lambada.

Es aquel que no tiene miedo a preguntar si algo no está claro en el brief/feedback del Director/supervisor. Jamás apliquéis notas que no entendéis, ese camino sólo conduce al retake.

Es aquel que recibe feedback con humildad y ofrece soluciones que puedan favorecer la historia y la producción del proyecto, más allá de satisfacer su ego personal. Os aseguro que el típico “es que a mí me gusta así” no os va a dar muy buen resultado.

Es aquel que mantiene presente que la animación es un bellísimo lenguaje, que nos permite doblegar la realidad y expresarnos de maneras que la acción real no podría, pero que debe estar siempre al servicio de la historia. Quizás esa increíble animación del protagonista dando una doble voltereta en perspectiva hacia cámara quede un poco fuera de lugar en la escena del funeral.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Si animar es dominar la miríada de aspectos técnicos y artísticos para ponerlos al servicio de una historia, entonces en mi opinión el mayor reto al animar es mantener el equilibrio.

Intentar elevar la narrativa de tu escena mientras combates tus propias limitaciones técnicas y artísticas es una ardua tarea y es fácil perder el norte de lo que es importante en el proceso. Muchas veces nos podemos quedar atrapados en tecnicismos o detalles estéticos, y descuidamos los aspectos narrativos de nuestras escenas, o simplemente nuestras habilidades nos traicionan y no nos permiten pulir ese sutil acting/acción que la escena requiere.

En todo caso es un equilibrio frágil, un “sweet spot” como dicen los anglosajones, que todo animador intenta alcanzar y mantener.

Diego Porral Soldevilla

(Fotograma de Leopoldo el del bar)

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Creo que lo principal es ser observador. Ya sea para 2D, 3D o stop motion, para animar hay que tener un entendimiento de como se mueven las cosas y para eso hay que fijarse bien, en todo.

Cada persona tiene una forma distinta de hacer las cosas, así que cuanto más miremos a los demás, más referencias internas tendremos. Luego hay muchas más aptitudes necesarias para ser animador, como la paciencia, el ser trabajador, saber dibujar, vista espacial, actuar, creatividad, etc… Pero todo pasa a un segundo plano si no tienes esa base de entendimiento de la realidad.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Como animador 2D el mayor reto es siempre el dibujo. Pero lo difícil no es dibujarlo en un punto de vista especifico cuando ya te has decidido por una postura concreta. Lo difícil de verdad es no ser limitado por tu capacidad de dibujo. No evitar ciertas posiciones, expresiones o puntos de vista complejos de dibujar, por miedo a que te salgan mal, y por tanto limitarte a poses ordinarias y fáciles. Todas tus ideas, actings, intenciones y demás, por muy brillantes que sean, pueden desmoronarse una vez que te pones a dibujar, ya sea porque no te salen los dibujos, o peor aun, porque no te atreves a dibujarlos.

Eva Figueroa

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

La habilidad artística es, por supuesto, muy importante; pero los animadores que destacan sobre el resto son los que saben adaptar su habilidad a lo que necesita cada proyecto y trabajan bien en equipo, colaborando con el resto de compañeros para conseguir el mejor resultado.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Dibujar manos. Aparte de eso, para mí es saber entender en qué momento de la historia estás y lo que sienten los personajes, y comunicarlo a través de su acting.

Khris Cembe

(Fotograma de Soy una tumba)

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

En mi opinión, un buen animador/a es un buen dibujante, un buen alumno, un buen maestro y fundamental: un buen compañero de equipo. Lógicamente cuanto mejor dibuje, mejor animador será, sobre todo si nos referimos al 2D. Aunque para animar en 3D a priori no hace falta dibujar, mejor será si lo sabe hacer. Tendrá más visión de síntesis de formas, volúmenes y de movimientos.

Un buen animador/a no para de investigar y analizar, para esto hay que sacrificar algo muy importante: tiempo (y añádele ganas). Cuanto más se analiza más rapidez y agilidad se gana a la hora de resolver problemas. Eso lleva a una mayor motivación y disfrute del trabajo. Todos los días se aprende.

Un buen animador/a es capaz de adaptarse a diferentes estilos, claro está si nos referimos a un animador de industria para trabajar en diferentes proyectos de diferentes estilos o técnicas de animación. Pero por otro lado están los animadores con sello propio, con un estilo y personalidad definidos, normalmente son autores de sus propias películas o piezas exclusivas.

Un buen animador/a debe ser resolutivo e inteligente, saber en qué proyecto está en todo momento y adaptarse a las necesidades de la producción. Conocer bien sus limitaciones para no caer en la frustración y saber qué puede y qué no puede asumir.

Un buen animador/a acepta las críticas y los feedback fundamentados del supervisor o director. También debe rebatir con criterio o con hechos si no está de acuerdo. Pero es muy importante saber escuchar y adaptarse a lo que se le pide, ya que los directores y supervisores son los responsables del proyecto y lo conocen en profundidad. En animación pocas tareas son improvisadas. Todo está muy estudiado para lograr la película deseada.

Un buen animador/a, antes de serlo, debe responderse a sí mismo por qué quiere ser un buen animador. Quizá no tenga sentido serlo.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Para mi, que me guste y me sienta bien con lo que animo. Esto por un lado, después vendría el reto de lograr transmitir lo que uno se propone. No podemos competir con los actores de carne y hueso, por lo tanto una de las cosas más difíciles es que lo que animes se vea creíble en todos sus sentidos, sólo así conseguirá transmitir emociones y, por ende, tendrá vida. Independientemente del estilo, técnica o historia debe resultar creíble, y muy importante: agradable para la vista. Aquí está el reto de todo animador, saber poner bien los dibujos en su sitio.

Por otro lado, para mi, un reto a la hora de animar es tratar de no volverse loco con detalles innecesarios que solo te hacen perder el tiempo, te ofuscan y te hacen incumplir los plazos. Como decía antes, cuanto más analices, mejor dibujes y tengas tu propio método, más rápido resolverás problemas de manera eficaz y serás capaz de hacer varias propuestas en el mismo tiempo que otro animador está enloqueciendo con tan solo una, que incluso puede no funcionar. Para ti será divertido animar, ¡y te pagan!.

Marta Ruipérez García

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Creo que las aptitudes esenciales en mi opinión serían: pasión, paciencia, compañerismo, un poco de sentido del ritmo y una pizca de gusto. Pasión por esta profesión, que te guste el cine, las series, ver mucho, saber un poco de historia de la animación, etc. Paciencia, o lo que es lo mismo, ser currante, porque es un trabajo muy laborioso, animes de la forma que animes, ya que se tardan muchas horas para sacar unos pocos segundos. Hay que tener mucha dedicación y que te apasione de verdad este trabajo para no desesperar ante el currazo que supone sacar cada plano.

El compañerismo es necesario ya que en esta profesión todos formamos un equipo para que la peli o la serie llegue a buen puerto y con la calidad deseada. Nos ayudamos mucho entre nosotros dándonos feedback, echando una mano al que le cuesta más, compartiendo tools o trucos para ir más rápidos, etc. Si hay un buen ambiente en el departamento de animación y la gente trabaja contenta, eso se refleja en las animaciones y en el resultado final.

Los condimentos de ritmo y gusto, tienen que ver un poco con los 12 principios de la animación de Disney; todo movimiento tiene un ritmo, y ser un buen observador de la vida real y tener ese timming interno, le dará a las animaciones credibilidad y una buena base.
El sentido del gusto tiene que ver con el lado artístico, con darle el appeal necesario a tus animaciones, a las poses de tus personajes, y en definitiva «que el plano quede bonico».

Para ser animador yo siempre digo que hay gente talentosa, y gente que nos lo curramos y echamos mil horas delante del ordenador. Es un oficio, como tantos otros, que conforme más planos hagas y más horas eches, más aprendes y más vas mejorando tanto técnica como artísticamente.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Creo que el mayor reto es que tu plano cuente lo que tiene que contar, que los personajes transmitan lo que se necesita en ese momento de la película o de la serie. Una vez se tiene la esencia del plano, ya es cuestión de pulir y dedicarle horas a que quede lo mejor posible técnicamente.

Pedro Alpera

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

La observación es fundamental, ser capaz de mirar y analizar las cosas que vemos. Y la otra aptitud esencial es la paciencia o el amor por el oficio, ya que requiere muchas horas obtener el resultado deseado y si no disfrutas del proceso es muy complicado ser capaz de dedicar todo el tiempo y la atención que requiere.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Cada cosa nueva que animamos es un salto sin red, y para mi siempre la parte más complicada es superar ese primer momento en el que todavía no sabes como vas a resolver, y si tu idea va a funcionar o no. Encauzar un plano o una animación y tener la calma para saber que en algún momento todo encajará es la parte más complicada para mi. Luego creo que es una cuestión de tiempo y oficio.

Raúl García

(Fotograma de Cuentos Extraordinarios)

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Las cualidades de un buen animador se pueden resumir en lo que yo llamo las cuatro «P»
PASIÓN
PERSEVERANCIA
PACIENCIA
PRACTICA

-La Pasión es indudable que se tiene que tener. No creo que nadie que esté trabajando en animación lo haga por hacerse rico o la promesa de un futuro económico seguro. El animador se dedica a ello porque ama lo que hace y es esa pasión lo que le lleva a querer dar vida a esos seres inanimados hechos de líneas o ecuaciones matemáticas. La pasión es la energía que te mueve para querer superarte día a día y construir escenas memorables.

-Perseverancia es otra de las cualidades principales que hay que cultivar. La animación es un arte que requiere tiempo, y ser un maestro en el arte de la animación requiere toda una vida dedicada a ello. Los animadores no somos sprinters, somos corredores de fondo en una maratón sin fin.

-Paciencia va muy unida a la perseverancia. Decía Roger Watts, el productor de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, que producir animación era el proceso mas cercano a ver crecer hierba que el había conocido. Y lo cierto es que a ojos de un extraño el ver a una persona sentada delante de una pantalla de ordenador o una mesa de dibujo horas y horas para conseguir apenas unos segundos de animación en un día es algo cercano a la desesperación pero, en cambio, para el que lo realiza una satisfacción infinita.

-La práctica va unida a la maestría en tu trabajo. Animar requiere el conocimiento de un montón de disciplinas que hay que aplicar diariamente a tu trabajo. Ya no hablamos solo del aspecto técnico de empleo de las herramientas que te van a permitir realizar tu trabajo mas fácilmente, como el conocimiento de uno u otro programa informático en 3D o simplemente el conocimiento de dibujo necesario para poder animar con solidez en 2D, sino que también estamos hablando de un conocimiento mecánico de como se mueven las cosas o qué mecánica es necesaria poner en marcha para que un cuerpo se mueva, sino también estamos hablando de aspectos más sutiles como penetrar en la psicología del personaje a animar para saber cómo reaccionaría y qué pensaría el personaje al moverse. Un aspecto psicológico que te permite animar al personaje con intención y como si cualquiera de sus acciones estuvieran regidas por una motivación y un proceso intelectual. A ello se unen disciplinas innatas a la animación como el tener un buen sentido del ritmo, lo que llamamos «timing», para que el movimiento se lea claramente y el animador sea capaz de atraer la atención del espectador al lugar que quiera para que la animación transmita el mensaje que se espera.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Cada escena es un reto y hay que recordar que el objetivo de la animación, especialmente de la animación clásica narrativa, es el de contar una historia. Cada plano es el equivalente a una pincelada en un cuadro y el conjunto de pinceladas forman la imagen que el artista quiere crear. En este sentido, cada plano tiene una finalidad narrativa y la animación tiene que estar al servicio de esa narrativa.

Creo que el mayor reto de animar es el de conseguir que los personajes se muevan como resultado de un pensamiento, de un proceso mental en su cabeza que les haga reaccionar de una u otra forma. Mickey Mouse no se desplaza simplemente de un punto A a un punto B de la escena. Se mueve porque tiene hambre y en el punto B está el pastel de sus sueños, o porque Pete Patapalo le persigue y Mickey debe de esconderse, o porque llega tarde a coger el autobús. Cada una de estas acciones exigen del animador claves de animación diferentes que reflejen esa actitud en el personaje, en este caso de hambre, terror o prisa.

Estas escenas de «acting» parecerían a primera vista las escenas más gratificantes y más difíciles de animar para cualquier artista. Pero en mi experiencia personal, las escenas más difíciles de animar son aquellas en las cuales el personaje no hace nada.

Animar a un personaje manteniéndolo vivo es lo más complicado en animación. Hay trucos, especialmente en 2D, como añadir un parpadeo aquí y allá o cambiar el peso de una pierna a otra en 3D, pero el mantener un personaje quieto sin que se rompa esa ilusión de vida de la que hablaban Frank Thomas y Ollie Johnson es lo más difícil del mundo.

Salirte de tu zona de confort al animar, de esos personajes que sabes que se te da bien animar (en mi caso comedia y animales cuadrúpedos y aves) y explorar otro tipo de personajes que nunca has tenido la oportunidad de animar (Mujeres fatales, monstruos o escenas de artes marciales, por ejemplo) es también un reto personal, que simplemente se soluciona con estudio y análisis de referencias que te permitan familiarizarte con el tema. En el film de Disney El rey león llegamos a diseccionar cadáveres de felinos en la UCLA, para entender de primera mano la anatomía de los animales que tendríamos que animar.

Otros retos de los que se habla poco están relacionados con la gestión del tiempo y del presupuesto de las películas. Nunca antes ha estado más claro en animación que «tiempo es dinero» y animar teniendo que cumplir exigencias de producción leoninas es el nuevo y desgraciadamente cada vez más frecuente reto con el que hay que enfrentarse diariamente en la profesión. Como lograr hacer un buen trabajo cuando no hay tiempo, o no hay dinero para pagarlo, es el reto con el que el animador se tiene que enfrentar en la industria. El talento y el arte que esto implica, como se decía en el ejercito, «se le supone».

Mari Carmen Cambrils

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Desde mi punto de vista, lo más importante es la verticalidad. Un buen animador/a ha de poder adaptarse a cualquier estilo de dibujo y de animación. Ya que muchas veces pasa que cada proyecto es diferente al anterior y hay que saber entender por donde quiere llevar el estilo el director.

También destacaría como rasgo importante la paciencia. Ser paciente en este trabajo para mi es fundamental ya que puedes estar varios días trabajando el mismo plano o incluso llegar a frustrarte porque alguna animación se te resiste y no sale a la primera. Hay que ser perseverante y paciente y dedicarle su tiempo para mejorar y conseguir un resultado satisfactorio.

Y me encantaría destacar que es muy importante enseñar nuestro trabajo a los compañeros. Quizás, creo que es lo que más cuesta. Cuando trabajamos en una animación solemos estar muy inmersos en ella y se pierde un poco la objetividad por lo que va genial ver que está haciendo el resto de nuestro equipo y enseñarle también lo que estamos haciendo nosotros. Es muy importante saber compartir y saber aceptar el feedback tanto del director como de los compañeros.

Y por último, ver mucho cine. Del estilo y técnica que sea. Y observar.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

En mi caso particular, me resulta muy complejo animar los planos más contenidos donde con poco hay que expresar mucho.

Manolo Galiana

(Fotograma de Buñuel en el laberinto de las tortugas)

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Según mi opinión, avalada por 53 años de experiencia en animación tradicional, la primera condición es una temprana y fuerte vocación para expresarte a través de esta técnica cinematográfica, y una natural ambición por llegar lo más alto posible, por «jugar en primera división».

Advierto que es un trabajo duro, que requiere cierta dosis de cabeza, y mucha dedicación y sacrificio, renunciar a muchas cosas cuando sea necesario, vacaciones, tiempo de ocio, al principio bastante a menudo.

Partiendo de estas premisas, a quien su vocación le lleve a seguir este camino necesitará una formación artística y técnica teniendo en cuenta que el producto final es cine o TV, es obvio que necesitará conocer el medio, aprender cine, y lo que se relacione con la imagen proyectada, cuanto más a fondo mejor. Visiona, lee y estudia todo lo que puedas, esto dará una perspectiva más completa sobre el trabajo de animación.

Y como la técnica de animación es dibujo, necesitarás una sólida formación como artista gráfico. Esto no era problema, la gran mayoría de animadores, me incluyo yo, empezamos a dibujar con edades más o menos tempranas, y luego hay que llegar a una formación solida de dibujo. Esto requiere practicar de por vida y reforzar lo que creamos oportuno, para mantener la mano conectada al cerebro, vamos, que seas capaz de plasmar en el soporte que sea, lo que plantee tu imaginación.

Paralelamente debes aprender el oficio, esencialmente, hecho un primer boceto, donde y como colocar el siguiente, para que la continuidad nos dé como resultado lo que queremos expresar. Saber los límites técnicos que tiene la animación aunque cada vez son menos.
Todo esto podía valer hace unos cuantos años, ahora la tecnología irrumpió en nuestra industria; la verdad, para mejorarla, hoy en día podemos solucionar problemas técnicos o artísticos que antes no podríamos ni plantearnos para contar una historia. Esto supone un esfuerzo añadido, debemos controlar software especializados en cine y animación, tampoco es un sobreesfuerzo grande, pero sin manejarlos hoy en día no se puede trabajar en la industria, los métodos analógicos han quedado para unos pocos artistas románticos.
Las pegas que me vienen a la cabeza son, más especializaciones, lo cual agranda los equipos; y según mi parecer las imágenes pierden personalidad. Conozco buenos animadores 3D que o no dibujan o dibujan poco, pero creo que una formación artística más completa es un plus.

Tampoco está de más preocuparse por como construyen un personaje, o como enfatizan un diálogo los actores reales, creo que hay fuentes de formación que son comunes , pero llegado el momento de actuar, el animador va por un camino diferente. Estudiando dibujo más o menos formalmente, copiando del material, siguiendo a maestros reconocidos, etc. Podría extenderme más, es un tema que me apasiona, pero cono referencia me parece suficiente.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

La raíz latina de alma es «anima», luego animar es dotar de alma, sentimiento. He visto a gente decir que desplazar un círculo, generado digitalmente, es animación; no veo qué relación tiene una cosa con la otra.

Dicho esto, animar es transmitir sentimientos creíbles, comunicar al espectador una historia convincente. La dificultad de una animación depende de la formación del artista que la afronta; alguien con poca o ninguna formación sobre anatomía o comportamiento de cuadrúpedos, tendrá muchos problemas resolviendo escenas de caballos que se muevan naturalmente, si no soluciona primero sus deficiencias.

Lo mismo pasará con una actuación, por ejemplo de un primer plano de un personaje transmitiendo alguna emoción, sino dominas la expresión facial y la sincronización de la boca con el sonido, tendrás problemas para resolver la situación de una manera creíble.
En 2D alguien que no domine, el dibujo anatómico, tendrá problemas, con las manos y otras parte del cuerpo humano, si quiere trabajar en producciones de cierto nivel de calidad.

Hay ciertas historias, apoyadas en estilos gráficos muy realistas que permiten solucionar estos problemas, copiando de imagen real. Pero no nos engañemos, no basta con calcar una secuencia de imágenes; usar un «rotoscopio», un apoyo de imagen real requiere una manera de trabajar que nos haga la escena creíble, es una técnica que hay que aprender y practicar.

Un error muy común en animadores es querer explicar en unos pocos segundos acciones complejas para lucirse como artista. Hay que tener en cuenta que cada plano es como un ladrillo que forma parte de una pared, debe cumplir su parte dentro del todo, la idea a transmitir la marca el director de la película. El animador hace la labor del actor de su papel «siguiendo las instrucciones del director».

Un estilo que cada vez veo menos es la animación «cartoon», por ejemplo Bugs Bunny, el pato Lucas, de la Warner; quizás es la rama romántica que me brota. Pero es un estilo que domina menos gente, es una pena que se pierda o se «reinterprete», no sé qué será peor.
Resumiendo, los retos en animación no vienen del problema a resolver, sino de la formación y experiencia del artista que lo aborda.

Es cierto que algunas secuencias en manos de animadores menos experimentados pueden ser una fuente de problemas, un buen equipo de animadores debe tener un abanico de profesionales que cubra las expectativas de la producción, será labor de un buen director de animación el reparto de trabajo de una manera racional, usando a los que tienen más experiencia en temas más «complicados».

Paola Tejera Manchón

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

A parte de dibujar, entender cómo funciona el movimiento y ser constante, saber trabajar en equipo es probablemente la más esencial de todas. Normalmente una producción de animación va a necesitar de más de una persona, ya no solo para animar, si no para supervisar, coordinar, además de las distintas fases (cleanup, color, compo, etc) que van antes o después de tu departamento. Siempre es importante pensar en el que viene después e intentar facilitar el trabajo a los demás, dentro de lo posible. Es necesario trabajar en conjunto con todo el equipo para poder sacar adelante un proyecto.

Por otro lado, adaptarse y ser versátil en cuanto al estilo de animación o al entorno, es también muy importante. La animación es una industria bastante nómada y cambiante, por lo que un buen animador tiene que estar preparado para saltar de una producción a otra y trabajar con equipos, proyectos, estilos e incluso estudios distintos.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

El mayor reto, bajo mi punto de vista, es llegar a los deadlines. La animación es un trabajo que requiere tiempo, investigación y dedicación. Por desgracia, no siempre disponemos del tiempo necesario o ideal para el desarrollo del proyecto y los animadores, o demás artistas, tienen que ajustarse a unos calendarios muy exigentes para entregar a tiempo y cumplir con las expectativas de producción.

Esto puede convertirse en algo muy estresante e incluso frustrante, ya no solo a nivel profesional si no también mental. Hay que acostumbrarse a trabajar bajo presión.

Planificar y gestionar tu trabajo para que esté a tiempo y con la calidad deseada, es de los mayores retos de nuestra profesión.

Cristina de Manuel López

(Fotograma de Klaus)

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

En animación 2D tradicional, como es obvio, la habilidad de dibujo es imprescindible y va a condicionar nuestra velocidad y calidad de animación en gran medida. En animación 2D cut out el dibujo afectaría menos, aunque ayuda mucho. Un animador, en comparación con otros artistas, debe tener una comprensión del movimiento, tiempo y espacio mucho mayores. A menudo se ve como muchos principiantes cometen errores haciendo algunas poses bonitas pero que no conforman finalmente una buena animación, ya que, al animar, las poses y actitudes de nuestros personajes están condicionadas según los movimientos previos y posteriores. Además como animadores hay que entender de narrativa y composición, siempre se debe animar teniendo en cuenta todo el contexto y lo que se debe transmitir en ese plano especifico dentro de la historia a la que pertenece.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

Esto realmente depende de las habilidades de cada uno. Para los más principiantes, en animación 2D el mayor obstáculo suele ser mantener el personaje en modelo y consistente. Una vez se va superando eso, el siguiente reto es desarrollar la capacidad de visualizar el movimiento mentalmente, o saber trasmitirlo en imágenes.

Para quienes animamos a nivel profesional. En cuanto a calidad, el reto real es ser capaz de transmitir lo que la historia y los personajes necesitan con precisión en cada momento, siguiendo fiel el estilo y las ideas del director y de la producción, y a la vez, conseguir que nuestras animaciones tengan ese toque único y creativo. Y siendo realistas de cara a las producciones y exigencias actuales, el reto más complejo es intentar conseguir esto último, teniendo que cumplir con cuotas muy exigentes.

Marta Segurola

¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen animador?

Un buen animador, digamos que el ideal, debería poseer un montón de buenas aptitudes. Pero, dado que el animador ideal es difícil de encontrar, las empresas se suelen conformar con que reunamos algunas de ellas. Destacaría las siguientes:

– La actitud: es primordial. Puedes no ser un animador excelente, pero si tu actitud es buena, si eres humilde, resolutivo, si trabajas bien en equipo, si recibes bien el feedback y haces lo que se te pide y si tienes actitud de camaradería con tus compañeros, tienes prácticamente abiertas todas las puertas. Porque la técnica puede mejorarse con la práctica, pero muchas de estas características vienen de serie y no es tan fácil adquirirlas. Y esto las empresas lo saben, y por eso las valoran por encima de todo lo demás.

– La buena técnica: conocer el oficio es fundamental también, claro. Conocer los principios de la animación y saber cómo adaptarlos a los planos que te asignan, saber cuándo saltártelos, prestar atención al detalle… Para nota, conocer scripts que te faciliten y te aceleren el trabajo y compartirlos con tus compañeros. Al compañero que hace esto le hacemos reverencias.

– Dotes de dibujo: no son fundamentales, pero ayudan mucho a veces a planificar planos y a posar a los personajes. Los buenos dibujantes tienen ya experiencia en buscar en 2D poses que se leen bien, que muestran una silueta clara y expresiva, que poseen dinamismo. Y cuando nos asignan un plano para el cual no es posible grabar referencias, la ayuda que puede prestar un planteamiento rápido en 2D de la acción que se llevará a cabo es impagable.

– Ser buen actor: tampoco es indispensable, pero ayuda muchísimo cuando el plano que se nos asigna requiere referencias. Cuando actuamos de forma confiada, suelta, nos creemos el personaje, empatizamos con él y conseguimos meternos en su piel, prácticamente solo nos queda replicar con el personaje lo que hemos grabado con nuestra cámara. Si somos malos actores y hemos salido muy rígidos, nos espera un trabajo arduo y, probablemente, muchos más cambios que si lo hemos hecho bien desde el principio. Muchos animadores que no se consideran buenos actores piden ayuda a otros compañeros que se sueltan más ante la cámara. Esta cooperación entre animadores es deseable y suele funcionar muy bien.

– Ser observador: saber observar a la gente o a los animales, percatarse de gestos, de actitudes que luego puedas plasmar en tus planos, aporta a estos una calidad y originalidad excepcionales.

– Tolerancia a la frustración: los animadores solemos padecer el síndrome del impostor, y solemos vivir en medio de una montaña rusa de emociones: cuando un plano nos sale estupendo y nos lo aprueban a la primera, sentimos que tocamos el cielo con los dedos. Pero a todos nos ocurre que, en algún momento, un plano se atasca y no hay manera de sacarlo adelante, parece que al director no acaba de gustarle hagas lo que hagas. Esto provoca mucha frustración, y a veces puede resultar muy duro. Nos sentimos los peores animadores del mundo y, de pronto, nos apetece montar una panadería y olvidarnos para siempre de la animación. Y, a la semana siguiente, volvemos a tocar el cielo cuando nos aprueban otro plano. Es nuestro día a día y hay que poseer cierta fuerza emocional para sobrellevarlo sin caer en el desánimo.

¿Cuál es el mayor reto de animar?

El mayor reto de animar, para mí, es afrontar el feedback con entereza, cambiar el plano de arriba abajo si es lo que te están pidiendo y conservar, en el proceso, una actitud positiva. Hay que dejar el ego aparcado, no enamorarse del propio plano, y realizar los cambios necesarios para que el director, y no tú como animador, esté contento con el resultado. A veces, lo que él espera no es lo que tú tienes en la cabeza y, tras decenas de cambios, el plano a ti no te gusta pero, por fin, el director te lo aprueba. El gran reto es comprender e integrar que el proyecto no es tuyo, que tú eres la herramienta que el director utiliza para expresar su idea. A veces, cuando te dejan aportar tus propias ideas, es maravilloso y te sientes mucho más valorado, pero no siempre ocurre y es mejor asumirlo y ser esa herramienta eficiente y de calidad con la que a todo artesano le gustaría trabajar.

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