AGENTE ELVIS (AGENT ELVIS).
8/10
Esta serie no habría podido situar a un alter ego animado de Elvis Presley como protagonista, ni usar su imagen, ni mucho menos sus canciones, de no contar con el visto bueno de los herederos. Claramente, eso no es un problema, dado que Priscilla Presley, que fue mujer del rey del rock, es una de las dos creadoras y se interpreta a sí misma -sí, en el papel de la mujer del protagonista-. Que tenga el beneplácito de la familia del Elvis implica también que no cabe esperar aquí una imagen mínimamente negativa del personaje. No es que entre en el terreno de la hagiografía -aunque se queda cerca en la increíble escena final de la primera temporada-, pero lo vemos convertido en un héroe infalible.
El Elvis de Agente Elvis es, esencialmente, una versión moralmente más aceptable del protagonista de Archer. Las únicas diferencias son que se emborracha menos -aunque sí prueba alguna que otra droga- y, por supuesto, que no es mujeriego a pesar de su éxito con las mujeres -sería ingenuo esperar otra cosa con su viuda implicada en el proyecto-. Por lo demás, no hay rival que pueda vencerle, sus habilidades físicas son asombrosas, posee un incuestionable carisma y está tan seguro de sí mismo que su tono raya en la chulería. Sí, como el personaje que presta su nombre a Archer.
A pesar de que la originalidad no es su fuerte y de que este Elvis se parece al que existió realmente en poco más que el nombre, Agente Elvis convence porque: 1) la estética es atractiva, especialmente el diseño de los personajes, con sus rostros angulosos y formas geométricas; 2) la animación es mejor de lo habitual en una serie, cosa que se nota especialmente en las resultonas escenas de acción; 3) los guiones, aunque discurran en territorio conocido, son generalmente entretenidos; 4) la interpretación de Matthew McConaughey como ‘el rey’ es buena.