Entrevista a Marc Riba y Anna Solanas

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Marc Riba y Anna Solanas han creado, desde el inicio de este siglo, una ecléctica, personal e interesante filmografía en la que conviven luminosas piezas para todas las edades y oscuras obras no aptas para público infantil. Lo que tienen en común ambas vertientes es la apuesta por un stop motion cuya estética no se parece nada a la de las producciones comerciales de los grandes estudios.

Recientemente han estrenado Candela (2020), un corto de gran sensiblidad que cobra especial relevancia visto en una pandemia de Covid-19 que se ceba con ancianos como la mujer que lo protagoniza.

Nos ha parecido un buen momento para hacer un repaso de su trayectoria, conocer el porqué de algunos de sus proyectos y saber con qué equipo trabajan, entre otros asuntos.

¿Por qué decidisteis trabajar juntos? A la hora de dirigir vuestros cortos, ¿os repartís las tareas o todas las decisiones son consensuadas?

Nos conocimos en la ESCAC, la universidad de cine de Barcelona, y decidimos presentar como proyecto de final de carrera un cortometraje que ya escribimos y dirigimos juntos. La experiencia fue muy buena y vimos que realmente éramos compatibles trabajando y que en el fondo, dentro del proceso de realización de una película, nos gusta desempeñar funciones distintas. Hacemos mano a mano el proceso de la escritura de la historia (que incluye la concepción general estética y visual) y la planificación de la misma. En este proceso de creación sí que todas las decisiones son consensuadas y con el tiempo nunca recordamos de quién fue el acierto o de quién fue el error (esta es, en el fondo, la clave de que la codirección sea posible).

Después, Marc se encarga de la construcción de decorados y personajes (los personajes a partir de los diseños que hace Nuria Riba) y también es el encargado de todos los trabajos de postproducción digital. Durante el rodaje Anna lleva la parte más organizativa y hace el trabajo de “dirección de actores” con los animadores y es la post productora de sonido.

¿Cuándo pensasteis que el stop motion con muñecos iba a ser vuestra técnica predilecta? ¿Por qué esa elección?

Nuestra formación fue en cine de imagen real. Para realizar el proyecto de final de curso nos apetecía mucho probar el lenguaje del cine de animación y para nosotros pasar al stop motion fue el salto natural, pues es el la técnica más parecida a todo lo que habíamos estudiado anteriormente, con la pequeña diferencia del tamaño y de que no trabajas con actores sino con muñecos. Y el hecho de, con las manos, crear un mundo de cero nos ha enganchado.

¿Qué supuso para vosotros la nominación en los Premios Goya por El negre es el color dels deus?

La verdad es que fue una sorpresa muy grande la nominación de nuestro proyecto de final de carrera para los Premios Goya y, en ese momento, supuso como una ratificación de que lo que hacíamos podía tener continuidad en el tiempo.

¿Qué importancia le dais a no haber sido nominados en los Goya desde entonces, a pesar de la multitud de premios que habéis recibido y la cantidad de prestigiosos festivales en los que habéis sido seleccionados?

Es un tema al que no damos mucha importancia pues, como comentas en la propia pregunta, nuestros proyectos funcionan muy bien a nivel de festivales tanto internacionalmente como nacionalmente y, por los comentarios que recibimos, sabemos que gustan a muchas personas. Realmente tras la trayectoria de nuestros trabajos, no haber vuelto a ser nominados es un reflejo de la peculiaridad de este premio.

Vuestra filmografía alterna obras aptas para público infantil y otras que son indicadas únicamente para adultos. ¿A qué se debe esa alternancia?

Alternamos estos dos mundos el de la animación infantil y el de la animación para adultos porque estamos muy interesados en las posibilidades artísticas y narrativas que nos ofrecen ambos mundos.

Siempre hemos defendido que la animación permite tratar todos los temas, por eso nos gusta que nuestra filmografía esté plagada de contrastes y que abarque tanto películas oscuras (tanto temática como visualmente) cómo historias coloristas y vitalistas. Es muy importante que exista una producción audiovisual de carácter  independiente, tanto para publico infantil como para público adulto, para tratar temáticas y explorar estilos que la  producción estándar comercial no hace.

Además son proyectos que se mueven en circuitos muy distintos, hecho que nos permite tener en circulación dos proyectos a la vez.

En lo que respecta al ámbito de la animación para adultos, ¿cuáles son vuestras principales influencias a la hora de crear esos terroríficos y oscuros ambientes?

Una de las cosas que más nos gusta de nuestro trabajo es que cada proyecto implica crear un mundo nuevo desde cero y es por eso que bebemos de muchas fuentes de inspiración y que son completamente distintas para cada uno de los proyectos. Si bien es cierto que nuestros personajes estéticamente tienen la referencia con la marioneta clásica tradicional de los países del Este los mundos que creamos en cada proyecto se nutren de muy distintas fuentes.

Habéis estrenado Candela, una preciosa y emotiva obra protagonizada por una anciana que sufre la pobreza y la soledad, justo un año en el que los ancianos están padeciendo especialmente la pandemia de Covid-19. ¿Por qué quisisteis contar la historia de esta mujer llamada Candela?

Candela es un proyecto que escribimos a finales del año 2018. Pretendíamos hacer el retrato de una mujer mayor que queda sola y abandonada en la periferia de una ciudad. Nos interesaba explorar los mecanismos que tiene nuestra mente para afrontar situaciones de aislamiento. La casualidad con toda la crisis del covid-19 ha hecho que el cortometraje haya pasado a tener otra lectura que no esperábamos en un principio, pues la la situación de vulnerabilidad de ciertos sectores de la sociedad se ha visto amplificada

Producís vuestras obras con vuestra propia compañía, I+G Stop Motion. ¿Fue una manera de mantener el control creativo, de gestionar vosotros mismos la financiación, de tener una compañía con la que aceptar encargos?

Efectivamente. Una vez terminamos la universidad estuvimos barajando qué posibilidades profesionales teníamos y nos pareció que si queríamos seguir dedicándonos a la animación stop motion, la mejor manera de hacerlo era a través de nuestra propia compañía en la que, como tú dices, podríamos mantener todo el control creativo y manejar exactamente los proyectos que traíamos entre manos. La verdad es que los trabajos de encargo son una parte muy residual de lo que hacemos, estamos mucho más centrados en la producción de obra propia y personal

A propósito de encargos, ¿qué trabajo os ha hecho especial ilusión y de cual estáis más satisfechos?

Destacaríamos dos proyectos, los spots que realizamos para el Andorra Kids film Festival (se pueden ver aquí, aquí y aquí), donde se nos daba total libertad para crear la pieza, y una colaboración que hicimos con una compañía de teatro infantil, que se puso en  contacto con nosotros porque habían visto el cortometraje Cabaret Kadne y les había gustado mucho el diseño de los personajes y nos contrataron para que realizáramos una pequeña pieza en la que los actores, en un momento de la obra, entraban en una pantalla y se convertían en unos muñecos animados.

Habéis dirigido tantos cortos que, proyectados uno detrás de otro, seguramente darían para dos largometrajes. De hecho, varios de ellos parecen transcurrir en el mismo universo cinematográfico, eso que tan de moda está ahora, y algunos han sido incluidos en films recopilatorios. Así que me pregunto si alguna vez os habéis planteado realizar una película, o si habéis recibido alguna oferta al respecto. 

Es una pregunta que nos hacen a menudo pero la verdad es que realizar un largometraje no es una de nuestras primeras prioridades. Si alguna vez escribimos una historia que merezca 70-80 minutos de metraje, iremos a por ella, pero de momento el formato cortometraje se adapta mucho mejor a las historias que escribimos a la vez que nos permite trabajar sin ningún tipo de presión comercial.

¿Qué equipo empleáis para el rodaje de vuestras otras? ¿Con qué softwares realizáis el montaje y la postproducción?

Para el rodaje fotograma a fotograma utilizamos una cámara réflex digital conectada al software de animación Dragonframe. La postproducción de cada uno de los planos (borrado digital y otros efectos) los hacemos con After Effects, la edición de vídeo con Premiere y el sonido con Pro Tools.

¿Cuál ha sido el comentario sobre uno de vuestros cortos que más os ha sorprendido o que más alegría os ha dado?

Pues recordamos el comentario de un espectador tras el estreno del cortometraje Canis en la Seminci de Valladolid que nos dijo que valoraba el esfuerzo técnico que había detrás de la película y que la estética le había atraído pero que no entendía la necesidad de hacer películas con un tema tan desagradable. Nos sorprendió la sinceridad pero entendemos perfectamente que nuestras películas no gustan a todo el mundo. ¡Esta es la gracia del cine!

¿Qué animación os gustaba particularmente cuando erais pequeños?

La verdad es que como todos los de nuestra generación en España de niños no teníamos accesibilidad a muchas cosas, o sea que veíamos la animación que se daba en los pocos canales de televisión que había (Dartacan, Willy Fog, clásicos de Warner Bros o Pantera Rosa, etc). Recordamos con especial cariño las series que daban en TV3 como Dr Slump, Pingu o L’osset Faluc (Miś Uszatek).

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