Vladimir Degtyaryov. Categoría: Película. |
Krasa nenaglyadnaya es el primer largometraje soviético enteramente realizado con stop motion y fue también el primero producido por Soyuzmultfilm. Es, en cambio, el segundo soviético en el que la técnica tiene un rol protagonista, pues existe el precedente de El nuevo Gulliver (1935), dirigido por Aleksandr Ptushko, que combina actores de carne y hueso con muñecos animados con stop motion.
Hasta entonces, el estudio soviético era especialmente conocido por sus creaciones de dibujos animados. De hecho, solo en la década de los 50 había estrenado tres películas clave para la historia de la animación tradicional: La doncella de nieve (1952), dirigida por Ivan Ivanov-Vano y Aleksandra Snezhko-Blotskaya; Los doce meses (1956), de nuevo con Ivan Ivanov-Vano en el rol de director, pero esta vez a dúo con Mikhail Botov; y La reina de las nieves (1957), dirigida por Lev Atamanov.
Sin embargo, aunque la animación con dibujo a mano era la principal actividad de Soyuzmultfilm, puntualmente se había interesado por otros ámbitos animados. Había ya propuesto, por ejemplo, Nebesnoe sozdanie (1956), que incluye algo de stop motion pero fue esencialmente realizada con marionetistas, dado que uno de los directores, Sergey Obraztsov, era un prestigioso creador de teatro de marionetas. [El coguionista de esa película fue por cierto Yevgeny Speransky, que ejerce esa misma función aquí]. Además, durante la década había producido varios cortos de stop motion, varios de ellos dirigidos por Vladimir Degtyaryov, que justamente dio aquí el salto al largometraje.
Es posible que la compañía soviética ganase confianza con sus cortos y que viese los buenos resultados obtenidos por maestros de la escuela de animación checa: Karel Zeman y, sobre todo, Jiří Trnka, que por entonces llevaba dirigidas cinco películas de stop motion. Siendo Checoslovaquia un país de la esfera soviética, es de suponer que Degtyaryov conocía bien la obra de ambos.
Krasa nenaglyadnaya se queda, no obstante, por debajo de los logros de sus compañeros de profesión checos, a pesar de que son muchos sus aspectos interesantes. El más evidente es el diseño de los personajes, que es muy interesante: la caricatura de los zares, el impresionante aspecto del villano, la belleza del príncipe Ivan-Tsarevich y de la protagonista femenina… Todo son aciertos. En ese sentido, el departamento de arte de Soyuzmultfilm funcionaba tan bien como de costumbre. Tampoco están nada mal los decorados ni el pequeño fragmento realizado con dibujos, que está además bien integrado con el resto.
El pequeño problema es que la animación no es tan fluida como seria deseable ni tampoco la puesta en escena maquilla esas limitaciones. Porque la animación de la filmografía de Jiří Trnka es también deliberadamente poco fluida en ocasiones, pero su brillante dirección potencia la expresividad de los muñecos. Aquí eso no ocurre y en ocasiones vemos personajes estáticos sin que esa inmovilidad parezca justificada por la trama, o movimientos velocísimos que apenas si dan tiempo a apreciar la acción.
Aun así, es un estimable film que los amantes del stop motion seguramente disfruten y que permite descubrir otra faceta de Soyuzmultfilm.