Ralph Bakshi. Categoría: Película. |
Aunque se estrenó en 1982, Hey Good Lookin’ es la cuarta película que dirigió Ralph Bakshi y la primera versión estuvo lista para su estreno en las navidades de 1975. De hecho, un avance de tres minutos se pudo ver en el Festival de Cannes de ese mismo año. Por entonces, el director contaba en su filmografía con tres largometrajes: los exitosos El Gato Fritz (1972) y Tráfico pesado (1973); y Coonskin (1975), que había sido un desastre en taquilla.
Seguramente fue el fracaso comercial de este último, unido a las protestas del Congress of Racial Equality, que lo consideró racista, lo que llevó a la Warner primero a retrasar el estreno repetidas veces y, finalmente, a cancelarlo. Por supuesto, la major declaró que los retrasos se debían a la pobre respuesta en los pases de prueba, pero es comprensible que, tras gastar solo millón y medio en la producción, prefiriese renunciar a unos potenciales ingresos que se presumían mínimos con tal de ahorrarse la polémica que su estreno pudiese suscitar.
Bakshi se rehízo del disgusto, abandonó la línea de sus primeros trabajos y se centró en su etapa fantástica, primero con un proyecto original, Los hechiceros de la guerra (1977), luego con la adaptación El señor de los anillos (1978). Ese hubiera sido un buen momento para darle una segunda oportunidad a Hey Good Lookin’, pero la Warner solo se animó tras comprobar la buena acogida de Heavy Metal (1981), film de animación para adultos, y de American Pop (1981), la mejor película del director.
La pena es que hoy, décadas después de su creación, aún no conocemos la versión original de Ralph Bakshi, que como en Coonskin quiso combinar personajes animados con pasajes de ‘acción real’. Esa versión no ha sido comercializada por la Warner y ya es poco probable que ocurra. La que se estrenó eliminó los pasajes no animados y nuevos diálogos fueron grabados para buena parte del metraje. Es más, recurrió a su querida rotoscopia para conservar algunas de las escenas grabadas con actores, como en un fragmento de baile.
El resultado es la menos lograda de las películas de la primera etapa de Bakshi. Incluye aspectos interesantes y conserva buena parte de sus señas de identidad -sonido de tono casi documental, diálogos que parecen improvisados, protagonismo de los bajos fondos de la ciudad, chulos y mujeres voluptuosas…-. Sin embargo, aunque hay una atractiva deformación caricaturesca del Brooklyn de los 50, esta vez estuvo menos imaginativo y surrealista que de costumbre. Por otra parte, solo puedo valorar la versión que se conoce, que seguramente no es la que el director tenía en mente inicialmente, pero tras los retoques el conjunto quedó un tanto deslavazado.
Jerry Beck, en su análisis para el libro The Animated Movie Guide (2005), le otorga dos estrellas de cuatro y escribe lo siguiente: “El inicio del film es bastante prometedor, con un cubo de la basura hablando de la vida en las calles con una basura. Ese es un ejemplo de lo que Bakshi hacía mejor -usar el medio animado para comentar la sociedad. Desafortunadamente, no lo hace suficiente en este film. Hay una secuencia salvajemente imaginativa durante el clímax, en la que el personaje llamado Crazy empieza a alucinar durante un tiroteo en una azotea. Esa escena casi justifica el film entero. Por lo demás, esto es un refrito de ideas expresadas mejor en Coonskin, Tráfico pesado y El Gato Fritz”.