Phil Nibbelink, Simon Wells, Dick Zondag y Ralph Zondag. Categoría: Película. |
Las primeras incursiones de Steven Spielberg en la animación fueron muy exitosas. Hubo dos de la mano de Don Bluth, Fievel y el Nuevo Mundo (1986) y En busca del valle encantado (1988), y otra junto a Disney, que fue la más lucrativa de todas: ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988). Tras tres buenos resultados, es lógico que el denominado rey midas de Hollywood quisiera montar su propio estudio para competir con Disney. Y sí, la aventura le fue relativamente bien con Fievel va al Oeste (1991), pero este segundo film fue el principio del fin para Amblimation.
Es irónico que, el mismo año en el que Spielberg obtuvo uno de sus mayores éxitos con una película de dinosaurios, Jurassic Park (1993), se pegó también uno de sus mayores batacazos en taquilla con otra de dinosaurios. Rex: Un dinosaurio en Nueva York llegó a los cines en pleno periodo de renacimiento de Disney, cuando el público estaba acostumbrado a ambiciosas superproducciones con brillante animación, buenos guiones y pegadizas canciones. No hay nada de eso aquí.
Por entonces ya se habían estrenado La sirenita (1989), La bella y la bestia (1991) y Aladdín (1992), así que, comparada con esas obras esenciales, la que nos ocupa parece de otro tiempo: es como un Disney de serie B de los 80, al estilo de Tod y Toby (1981) y Oliver y su pandilla (1988). En definitiva, tenía pocas posibilidades en un mercado que se había vuelto bastante más exigente con la animación estrenada en cines.
Rex: Un dinosaurio en Nueva York no está mal, la animación no llega al nivel del mejor Disney contemporáneo, pero es muy estimable. De hecho, plasma bien Nueva York e integra con acierto los elementos creados por ordenador -en la secuencia de vuelo, por ejemplo-. Otra cosa es que el diseño de personajes resulte un tanto familiar y se parezca demasiado al de En busca del valle encantado, el más claro precedente de esta producción.
También es estupenda la banda sonora de James Horner, yo diría que lo mejor del film: lo único que convence menos es la canción, ‘Roll Back the Rock (to the Dawn of Time)’, no porque sea floja, sino por la manera un tanto gratuita en que está introducida en la trama. Finalmente, quien la vea en versión original tendrá el disfrute extra de las buenas interpretaciones de John Goodman, Blaze Berdahl, Rhea Perlman, Jay Leno y compañía.
Lo que lastra el film, además de su limitada ambición, es un guion que acumula multitud de problemas de credibilidad, especialmente a la hora de justificar las decisiones de los personajes -¿por qué querrían los niños firmar un contrato con un personaje que parece la caricatura de un villano?-, y en el que los acontecimientos principales no acaban de tener mucho sentido. Es un guion que no debería haber pasado del estadio de primer borrador y que me sorprende que un cineasta tan curtido como Steven Spielberg diera por bueno.