Roger Allers y Rob Minkoff. Categoría: Película. |
El rey león es la más valiosa posesión animada de la era moderna de Disney, al menos hasta la llegada de la saga Frozen. Cuarto gran acierto del periodo conocido como renacimiento, tras La Sirenita (1989), La bella y la bestia (1991) y Aladdín (1992), fue con diferencia el más exitoso. Curiosamente, los tres anteriores están protagonizados por seres humanos y aquí volvió a su tradición de animales parlantes, decisión que quizá explique su enorme taquilla. De todos modos, que se convirtiese en el film animado más exitoso de la historia fue una sorpresa incluso para el estudio y buena parte de los animadores que participaron en su creación, pues pocos fueron quienes creyeron en sus posibilidades comerciales: Pocahontas (1995), producido casi simultáneamente, era el proyecto favorecido.
La historia contada es menos redonda que La bella y la bestia y el guion no tan divertido como Aladdín -aunque no faltan ingeniosos toques de humor-, pero es otro glorioso ejemplo de animación 2D, uno de los últimos de Walt Disney Animation. La manera de ilustrar la sabana africana y sus paisajes sigue maravillando y el diseño de los animales desarrolla un logrado realismo, sin por eso renunciar a cierta estilización. Muchos de los animadores eran inexpertos en esas lides, pero gracias a su observación de animales -una tradición en Disney desde su fundación- y a su talento el resultado es espléndido.
Por otra parte, por cuarta vez desde que debutase en Los rescatadores en Cangurolandia (1990), recurrieron a la animación por ordenador (la tecnología CAPS cortesía de Pixar). Aquí el uso más extenso fue en la popular secuencia de la estampida, en la que fueron necesarios animadores formados en la tecnología y más de dos años de trabajo. De nuevo, el resultado es impresionante.
Si visualmente El rey león es un clásico que envejece muy bien, el resto no es tan brillante. Para empezar, fue la enésima vez que uno de los progenitores no pasaba del primer acto en una producción de Disney, así que el estudio tiene bien merecido que se le caricaturice por ese lugar común. Por otra parte, la historia es mucho más clásica que en su filmografía reciente y no hay ni rastro de una protagonista femenina interesante como en La bella y la bestia.
Dicho esto, Roger Allers y Rob Minkoff realizaron un muy buen trabajo para ser debutantes como directores de un largometraje. Gracias a ellos, en parte, la combinación del tono melodramático, los pasajes de humor -la mayoría de ellos protagonizados por los memorables Timon y Pumbaa- y las canciones funciona tan bien.
Nota: Disney comercializó en formato doméstico una floja segunda parte, El rey león 2: El tesoro de Simba (1998).