KIRIKOU DÉCOUVRE LES ANIMAUX D’AFRIQUE.
8/10
Tal fue el éxito de las dos primeras películas protagonizadas por Kirikou, Kirikú y la bruja (1998) y Kirikú y las bestias salvajes (2005), que la creación de Michel Ocelot se convirtió pronto en una saga transmedia que abarcó libros, videojuegos, obras de teatro y, cómo no, una serie de televisión: la que protagoniza esta página. Por entonces, era lo más parecido que tenía la industria de la animación francesa a una franquicia al estilo de las de Hollywood.
Kirikou découvre les animaux d’Afrique fue autorizada por Ocelot, pero está escrita y dirigida por Jean-François Bordier. Eso sí, el cambio en la autoría no se nota porque este último tuvo la inteligencia de mantener todo lo que resulta atractivo en las películas: la estética de animación tradicional, diálogos inteligentes, una mirada desprejuiciada a la África rural. la inspirada música de Youssou N’Dour… De hecho, salvo mínimos elementos, yo diría que toda la animación de la serie está reciclada de Kirikú y las bestias salvajes, así que la sensación de familiaridad está asegurada.
El título ya presenta eficazmente esta propuesta: Kirikú descubre los animales de África. Claro que quien los descubre no es él, que ya se los conoce muy bien, sino el público infantil al que está dirigida. En cada capítulo, el extraordinario bebé africano se interesa por un animal del continente y explica brevemente algunas de sus características. Entonces llega un momento en el que se pregunta por algún aspecto de su fisionomía o sus hábitos, de modo que acude a su abuelo -el hombre con aspecto egipcio que vive en una cueva- para que le resuelva la duda, cosa que este hace con mucho gusto.
Es una buena serie de vocación didáctica, donde la acción es mínima y el énfasis está puesto en la observación documental de los animales protagonistas.