2017: Mary y la flor de la bruja (Meari to majo no hana)

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Hiromasa Yonebayashi dirigió el que durante mucho tiempo pensamos que iba a ser el último largometraje de Studio Ghibli: El recuerdo de Marnie (2014). Ahora sabemos que no fue así, que le sucedió Earwig y la bruja (2020), pero sí marcó el final de la primera etapa del apreciado estudio japonés. Uno de sus productores, Yoshiaki Nishimura, decidió entonces fundar una nueva compañía, Studio Ponoc, y para su primer largometraje quiso contar con Yonebayashi como director.

Que prácticamente fuera una continuación de la trayectoria de Studio Ghibli explica que esta adaptación de The Little Broomstick (1971), el libro de Mary Stewart, se parezca tanto a la filmografía del estudio dirigido por Toshio Suzuki. Es más, recuerda al cine de Hayao Miyazaki. No lo digo como demérito, es difícil lograr algo similar a la animación del genio japonés aunque uno lo intente, pero Mary y la flor de la bruja lo consigue en varios momentos.

Pienso en la comparación más obvia, Nicky, la aprendiz de bruja (1989), con la que comparte la temática de la brujería al estilo clásico, con escobas voladoras y hechizos, pero sobre todo en el periodo más ambicioso de Miyazaki, el que comienza con La princesa Mononoke (1997), cuando regularmente impresionaba con asombrosas metamorfosis. Aquí el experimento principal gira en torno a las transformaciones y también están ilustradas con virtuosa animación. Finalmente, que la protagonista sea una niña obligada a madurar deprisa y que los villanos no sean del todo malos, que uno comprenda sus razones, son dos de las principales señas de identidad de la filmografía de Hayao Miyazaki.

Estos elementos coincidentes de ningún modo restan encanto al film, pero sí dificulta apreciar la personalidad de Hiromasa Yonebayashi, y no convence en ese apartado tanto como en la singular El recuerdo de Marnie. Al menos hay que reconocerle una admirable versatilidad, pues sus tres primeros largometrajes son muy diferentes -debutó con Arrietty y el mundo de los diminutos (2010)-.

Finalmente, la parte visual es una maravilla y son numerosas las escenas estéticamente deliciosas o espectaculares. La ilustración de la escuela de magia, por ejemplo, es particularmente deslumbrante, repleta de detalles que logran dar credibilidad a un lugar de fantasía. Apuesto a que más de un espectador querría estudiar en sus lujosas instalaciones. En cambio, al guion le hubiera venido bien algún recorte, sobre todo por los diálogos redundantes o por las numerosas ocasiones en las que un personaje explica algo para que lo sepamos nosotros, espectadores, no porque esté del todo justificado que se lo diga a su interlocutor en la ficción. También ocurre que la relación entre la protagonista y Peter está poco desarrollada, pero son males menores para un film muy entretenido que solo por su aspecto ya merece la pena ver.

Reseña Panorama
Puntuación
8
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