MOMMA NAMED ME SHERIFF.
8/10
Fue una sorpresa que, en lugar de ofrecer la esperada cuarta temporada de Mr. Pickles, sus creadores decidieran concluir la popular serie tras un único episodio de esa cuarta temporada y dedicar los otros nueve capítulos a una propuesta derivada: Momma Named Me Sheriff. No desvelaré cómo terminaron las aventuras del perro que daba nombre a aquella primera serie, solo que en esta ya no es el protagonista, rol que recae en ese Sheriff alocado, poco inteligente y aniñado que vive con su madre y cuya mejor amiga es una muñeca llamada Abigail.
De todos los personajes de Mr. Pickles, el del Sheriff es el más interesante para tener su propia serie. Es el más extravagante e impredecible y sirve para criticar la América profunda -si la máxima autoridad es un inepto, ¿qué se puede esperar?-. Sin embargo, a pesar de su enorme potencial, la serie sufre, al menos durante sus primeros episodios, un mal común en tantos espinoffs: ser un personaje secundario irresistible no implica necesariamente que sea igualmente atractivo como protagonista. Ahora bien, durante la segunda mitad de la segunda temporada el experimento empieza a funcionar mejor.
En cualquier caso, Mr. Pickles y Momma Named Me Sheriff comparten una característica: cuanto más disparatadas son más estimulantes resultan, así que darle el mando a un personaje tan irracional como el Sheriff le viene bien, por mucho que la propuesta sea, en conjunto, menos robusta. Aquí tenemos un buen ejemplo en el excelente capítulo Chili Snakes, que asombra por la cantidad de elementos, personajes y tramas que acumula en solo once minutos. Es en esa narración absurda, caótica y de ritmo frenético cuando los guionistas –Will Carsola, Dave Stewart y Sean Conroy– muestran con más eficacia su talento.
A pesar de ser un pelín inferior, es una recomendación segura para quienes disfruten con Mr. Pickles.
