Gary Trousdale y Kirk Wise. Categoría: Película. |
Pixar ha sido reconocida, merecidamente, por introducir temas e imágenes que no eran habituales en el cine de animación de Hollywood apto para la infancia. Protagonistas monstruosos –Monstruos, S.A. (2001)-, un nivel de violencia mayor del habitual –Los increíbles (2004)-, reflexiones ecologistas –WALL·E (2008)-, crisis existenciales –Toy Story 3 (2010)- o el funcionamiento del cerebro –Del revés (2015)- son solo algunos de los retos que asumió el estudio que revolucionó la esfera animada a partir de 1995.
Pues bien, la compañía que acabó por comprar Pixar también había realizado sus aportaciones al ámbito de la animación para todos los públicos y El jorobado de Notre Dame es el mejor ejemplo. Además de ser una de sus más oscuras producciones, sitúa como coprotagonista a una gitana, Esmeralda, y denuncia el racismo del malvado de turno, el juez Frollo que persigue el exterminio de los gitanos por sus prejuicios. Este último personaje protagoniza una memorable escena que evidencia su atracción física por Esmeralda, una de las pocas ocasiones en las que Disney, en sus largometrajes, ha incluido referencias explícitas al deseo sexual. El mismo diseño de Esmeralda -más voluptuoso de lo habitual en el estudio- la interpretación de Demi Moore y la animación del personaje crean una de las heroínas más sensuales de su filmografía.
Por otra parte, tras su magistral La bella y la bestia (1991), Gary Trousdale y Kirk Wise volvieron a dirigir una historia de amor entre una bella y una suerte de bestia de buen corazón, Quasimodo, pero esta vez el tono es decididamente más dramático y no está tan claro que el desenlace vaya a ser feliz para el personaje poco agraciado físicamente. Por supuesto, comparada con la novela homónima de Victor Hugo, la película es menos dura, pues al fin y al cabo Disney seguía queriendo llenar los cines con niños. Comparada con las precedentes creaciones del estudio, fue un atrevimiento.
En cierto modo, parece recuperar al Disney que, en sus inicios, no tenía reparos en incluir pasajes un tanto terroríficos desde la perspectiva de un espectador infantil, como la transformación de la reina mala en Blancanieves y los siete enanitos (1937) o el segmento final de Fantasía (1940). Aquí, el maltrato que sufre Quasimodo en una de las primeras escenas o el clímax seguramente asusten a los más jóvenes espectadores, así que está muy bien que los responsables del film confiaran en la capacidad de estos para asimilar bien situaciones inquietantes.
Desde un punto de vista narrativo, no es tan brillante como La bella y la bestia, pero siguen siendo muchos los alicientes. La banda sonora de Alan Menken es excelente, por mucho que no haya estribillos tan pegadizos como en otras ocasiones. Las gárgolas, que cumplen el rol de los personajes secundarios cómicos, son estupendos hallazgos. Finalmente, la animación es de las mejores del periodo de renacimiento de Disney. Es un lugar común afirmar que la catedral es un personaje más, pero aún admitiendo que no lo es, los directores y el equipo de animadores sacan un enorme partido de su arquitectura en más de un espectacular y vertiginoso pasaje.
La película tuvo una segunda parte de bajo presupuesto estrenada directamente en DVD, El jorobado de Notre Dame 2: El secreto de la campana (2002).