Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman. Categoría: Película. |
Jordi Sánchez-Navarro, en las páginas dedicadas a Batman La máscara del fantasma (1993) en el libro La imaginación tangible (2020), escribe: “de las mejores películas de superhéroes jamás realizadas (…). Ha ocupado el primer puesto al menos hasta 2018, cuando Spider-Man: Un nuevo universo vino a reclamar ese puesto”. Steven Yoder, por su parte, termina con esta frase su crítica para AllMovie: “ciertamente merece su lugar en la historia de films de Spider-Man, y quizá en lo más alto”. Estoy de acuerdo con ambos.
La que nos ocupa fue la película animada más destacada del 2018. Como Toy Story (1995) para Pixar, Shrek (2011) para DreamWorks Animation o Gru: Mi villano favorito (2010) para Illumination, fue de las que definen la identidad o el camino a seguir para su estudio, en este caso Sony Pictures Animation. Además de la segunda parte y spin-offs anunciados, el primer resultado del cambio de dirección fue Los Mitchell contra las máquinas (2020), de nuevo con Christopher Miller y Phil Lord como productores.
Ellos fueron dos de los principales responsables de que una película tan revolucionaria llegara a los cines. Como directores, ya habían demostrado que podían crear otro tipo de animación 3D con Lluvia de albóndigas (2009) y, sobre todo, con la exitosa La LEGO película (2014). En cierto modo, aquí hicieron por el Hombre Araña lo mismo que habían logrado con los bloques de Lego: crear un universo fílmico animado que daba la sensación de nunca antes visto.
En definitiva, fue uno de esos raros casos en los que el cine comercial dio lugar a una obra artísticamente interesante. Porque a pesar de sus innovaciones y de cierta experimentación visual, no es un film complejo desde un punto de vista intelectual ni narrativamente aventurado. Es más, aunque es estupendo que se centrase en el personaje de Miles Morales, no hay alusión alguna al racismo en la sociedad estadounidense contemporánea: seguía siendo una producción de Hollywood que pretendía sentar a público infantil en las butacas.
Spider-Man: Un nuevo universo resulta especialmente deslumbrante por su estética e inusual empleo de animación 3D. El propósito era imitar la apariencia de un cómic, con los dibujos de Sara Pichelli (creadora de Miles Morales) y Robbi Rodriguez como principal inspiración. Ese efecto lo consigue con elementos obvios -bocadillos con los diálogos y onomatopeyas aparecen en la pantalla en varios momentos- y con otros no tan evidentes, como animación 2D superpuesta a los ‘renders’ en 3D, colores deliberadamente mal alineados -como sucede a veces en las impresiones- y otros muchos recursos de la ilustración de cómics. En fin, no se parece nada al resto de producciones contemporáneas de animación por ordenador en 3D y se situó en las antípodas de la imperante tendencia fotorrealista.
Luego, parte de lo que atrae tanto en el film puede atribuirse al trabajo en la fase inicial de desarrollo del animador Alberto Mielgo, cuyos ambiciosos storyboards influyeron decisivamente en la puesta en escena de varios pasajes -entre ellos el memorable plano de Miles Morales, ya como Spider-Man, cayendo boca abajo-. Su influencia se aprecia también en algunas persecuciones: véase el trailer Watch Dogs Legion – Tipping Point, dirigido por Mielgo, para comprobar los parecidos.
Por suerte para nosotros, no todo es estética aquí. El guion es ingenioso y muy divertido. Está lleno de buenos chistes, revisa con ironía el mundo de los superhéroes sin caer en la parodia y la idea de reunir a seis Spider-Man de otras tantas dimensiones es genial. Es como un sueño hecho realidad de un entusiasta del personaje, que no necesita elegir entre sus varias versiones. Además, son muchas las meta-referencias, quizá para recordar al espectador que lo que está viendo, antes de acabar en un film, vivió durante mucho tiempo en páginas de un cómic.
No es una película perfecta, pues es inevitable que algunos de los Spider-Man tengan un rol secundario, casi anecdótico, y la batalla final es tan excesiva que en ocasiones cuesta apreciar bien todo lo que aparece en pantalla. De hecho, tengo la sensación de que hace un poco de trampa con las escenas de acción, invariablemente desarrolladas a gran velocidad -no siempre un ritmo frenético equivale a mayor espectacularidad-. Pero claro, son tantos los aciertos, narrativos y visuales, y está bien realizada esa historia del origen de Miles Morales como Spider-Man, que se queda muy cerca del estatus de obra maestra, si es que no lo es.
Spider-Man: Un nuevo universo, rompió una racha de seis victorias consecutivas del imperio Disney – Pixar en los Oscar al mejor largometraje animado, así que fue el primero no creado por uno de esos dos estudios en llevarse la estatuilla desde Rango (2011). También ganó en los Premios Annie y en los Globos de Oro, de modo que fue la estrella animada de la temporada de premios.
Nota: aunque sea animada, no falta el cameo de Stan Lee.