EL REY DE LA COLINA (KING OF THE HILL).
10/10 – EL OLIMPO
1997 fue un buen año para la animación para adultos. Nacieron tres series clave: South Park, Daria y la que nos ocupa. De las tres, King of the Hill es la más realista, la que planteó unos personajes y tramas más creíbles. Un crítico de televisión afirmó que, de todas las series de animación, esta es la que más fácilmente se podría haber rodado en imagen real sin tener que cambiar apenas nada. Estoy de acuerdo. Su formato, su narración, su estética…, todo bebe de las sitcom con actores de carne y hueso, solo que aquí los personajes están animados.
Antes de la llegada de Padre de familia (1999), King of the Hill llegó a ser una de las más populares series de animación y logró superar, aunque puntualmente, la audiencia de Los Simpson durante su segunda temporada. La clave no fue su enfoque realista, o no solamente, sino unos muy atractivos personajes y, sobre todo, sólidos guiones.
La serie fue de las primeras que basaron su humor y su atractivo en buenas historias y personajes multidimensionales, no en ir enlazando bromas o referencias a acontecimientos recientes. Por eso es de las que mejor está pasando la prueba del tiempo. Incluso se permitió algo inusual: mostrar el crecimiento de sus personajes infantiles, que de pronto entraron en la pubertad. Es inusual porque las cadenas prefieren que la ficción ignore el paso del tiempo para luego poder reemitir los capítulos en desorden, práctica habitual que revaloriza su venta a otras cadenas. Menos mal que en ese ámbito tuvo una digna sucesora, Bob’s Burgers.
Esta producción co-creada por Mike Judge, responsable de Beavis y Butt-Head, pasará a la historia de la animación por su estética, su lúcida mirada al sur de Estados Unidos -Texas más precisamente-, personajes tan curiosos como Jeff Boomhauer III -como Kenny, de South Park, no se entiende muy bien lo que dice- y por su memorable secuencia de apertura, que fue parodiada en Los Simpson.
