Salvo casos extraordinarios, el rol de director es el más analizado por la crítica cinematográfica. Ocurre lo mismo en el ámbito de la animación, por mucho que en este último haya estudios que acaparen el protagonismo -Disney, Pixar, Studio Ghibli, Aardman…-.
Este es el artículo que interroga a directores especializados en animación acerca de los desafíos específicos de dirigir animación. Todos los participantes responden a las mismas dos preguntas.
Nota: si quieres saber más sobre los oficios de la animación, puedes consultar los artículos dedicados a los animadores, los productores y los guionistas.
María Trenor Colomer
(Rock Bottom)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Tener cultura de la imagen (no solo de animación), talento artístico, estar al 100% segura de lo que haces y saber transmitir esa seguridad al equipo. Y, por supuesto, ser una persona psicológicamente fuerte y equilibrada para sobrellevar los vaivenes de una producción.
¿Cuál es el gran reto de dirigir animación?
Reunir un equipo de profesionales competentes y humanamente agradables. La producción de una película es larga, son muchos meses de trabajo y convivencia. Si la comunicación con el equipo es buena, todo irá sobre ruedas. El gran reto es correr la carrera de fondo todos juntos y llegar a la meta, que es la finalización de la película.
María Lorenzo Hernández
(La nit de l’oceà)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
La primera aptitud, y mucha gente dirá lo mismo, es la paciencia. No solo la paciencia que implica ver resultados en procesos tan lentos como la animación, sino también la paciencia para tratar con el personal, transmitir lo que debe suceder en cada plano, y asegurarse de que esto ha sido entendido. En este sentido, ser director de animación no es muy diferente de ser profesor.
En segundo lugar, y más específico, es tener buen sentido del ritmo, para comprender las acciones que pasan en cada plano, y estas en relación al conjunto. Los expertos te dirán que una buena animación se caracteriza por tener «textura», que es el contraste entre acciones rápidas, medianas y lentas. Las pausas, como en la música, también son sumamente importantes. Y esto también nos lleva al punto anterior: comunicar esto a los animadores. No se pueden poner claves «cada diez fotogramas», de manera regular, porque el ritmo de una buena película jamás es regular.
En tercer lugar, tener mucha curiosidad por todo. No dejar de ver el mundo con ganas de aprender. Enamorarse hasta de los andares de un perro. Y después, pensar de cuántas formas se puede contar ese movimiento. Hay muchas formas de animar, y todas están estrechamente relacionadas con el lenguaje gráfico. Así que el movimiento, su calidad y su estilo, está en relación con el estilo de dibujo. Un buen director de animación tiene que velar porque el estilo de animación que proporciona cada animador sea el adecuado para la producción, para que el resultado sea unitario.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
Que el producto transmita calidad a pesar de las limitaciones que tenga la producción, ya sean monetarias o de tiempo. Y esto rige tanto si estás animando tú solo como si te estás comunicando con un equipo.
Begoña Vicario
(Pregunta por mí)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
En mi caso, como directora de mis propios cortometrajes, en los cuales hago tanto la función de animar como la de dirigir, la cuestión es dirimir conmigo misma las discrepancias, ya que las decisiones que tome van a repercutir tan solo en mi propia vida. Ante un problema, en ocasiones opto por la solución más difícil, sabiendo que me será muy arduo llegar al final de la producción. Otras veces valoro más mi tiempo y mi vida que la pieza en la que va a desembocar el trabajo. Dado mi carácter, aunque creo que esto es algo que sucede a muchxs de mis colegas, con el paso del tiempo suelo arrepentirme de haber tomado ambas decisiones, en el primer caso por todo el tiempo de vida perdido y en el segundo porque el resultado podías ser más brillante de lo que finalmente fue. ¡El caso es que nunca estoy conforme! (emoticono sonrisa).
Para dirigir animación has de tener, primeramente, mucho amor a tu alrededor. Necesitas que quien conviva contigo en el trabajo y en casa NO cuente contigo en largos periodos de tiempo, haga casi todas las tareas que te corresponden a tí y encima aguante tu frustración cuando fracases en controlarla. Lo segundo que necesitas es una buena red de colegas a tu alrededor. Por mucho que te creas multitarea y polifacética, vas a tener que pedir sopitas para la postpro, la sonorización e incluso para que te ayuden a terminar la propia animación. Si tienes estas dos cosas, ya puedes coger tus bártulos y arrancar, y solo dependes ya de tu disciplina, perseverancia y paciencia, y que tu pila interior se cargue con cada pequeño logro y siga alimentando tu energía en ese camino hacia lo desconocido.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
La pregunta es muy sencilla de responder y se entenderá si se ha captado la respuesta anterior. El mayor reto al dirigir mis cortometrajes animados es conseguir terminarlos, tras meses de trabajo robado al ocio y al sueño, durante los cuales he tenido varias veces la tentación de abandonar.
Carmen Córdoba González
(Amarradas)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Para mí hay 3 aptitudes esenciales: Por un lado, debe tener perfectamente claro lo que quiere hacer y porqué. Esto le proporcionará criterio a la hora de tomar decisiones y transmitirá seguridad al resto del equipo.
Por otro lado debe ser receptivo y estar abierto a las propuestas y opiniones de otras personas, dentro y fuera del equipo, para nutrir al proyecto de todo el talento disponible.
Y lo más importante de todo, debe saber comunicarse y ser capaz de crear un ambiente en el que todos los miembros del equipo se sientan seguros y respetados. Sólo si tiene esta última, las dos anteriores funcionarán.
El director o directora tiene que comprender y haber interiorizado el proyecto a un nivel que le permita decidir en cada momento qué es lo que va a favor del mismo. Cuando alguien propone una nueva idea, una alternativa, una variación o una solución, el director o la directora tiene una oportunidad de mejorar el proyecto con algo que a él o ella no se le había ocurrido, y es su conocimiento profundo del proyecto lo que le permite decidir si la propuesta va o no en la línea de los objetivos. Para poder aprovechar al máximo el talento del equipo es imprescindible crear un ambiente en el que todos sepan que se respetan mutuamente, y que las discusiones no son luchas de egos sino búsquedas de las mejores soluciones para el proyecto.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
En mi caso busco contar historias que emocionen, y por eso mi reto personal es conseguir que el espectador se olvide de que está viendo muñecos, y se deje llevar por la historia. En imagen real el trabajo actoral debe estar a la altura para que el espectador no se salga de la historia, pero de base ya empatizamos cuando vemos a otros seres humanos. En animación hay que superar esa barrera de entrada. El estilo que elegimos tiene mucho que decir a la hora de facilitar que el espectador empatize, y es complicado encontrar el equilibrio entre la cercanía emocional que logra la propuesta y el presupuesto que necesita para funcionar bien.
En general, sean cuales sean los objetivos del director o directora, creo que lo más complicado es conseguir que tus objetivos iniciales no se diluyan en todo el proceso. Parece algo sencillo, pero la producción es tan larga y compleja que acabas saturándote y es fácil perder la perspectiva global. Tenemos que encontrar nuestros propios mecanismos para mantener esa capacidad crítica hasta el final, y conseguir estar orgullosos del resultado final.
Pablo Polledri
(Loop)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
En lo personal, que trabajé la mayoría de mis cortos en solitario y utilicé la animación como medio para contar historias, siento a la dirección de animación estrechamente vinculada a la dirección y a la realización de la obra en general.
Desde esta perspectiva considero que es importante enfocarse en la narración, en manejar los tiempos, el ritmo y además lograr que los personajes transmitan lo que se necesita. También considero importante, definir el estilo, sus reglas y conocer el lenguaje audiovisual para lograr contar una idea de la forma más clara posible, e intentar producir ciertas emociones en el espectador.
El hecho de haber trabajado realizando todos los aspectos que se requerían para hacer un corto me permitió explorar las diferentes áreas y esa experiencia me ayudó al momento de tener la oportunidad de trabajar con un equipo. Cuando se trabaja con más personas siento que se requiere prestar mayor atención a la coordinación, siento que se requiere pensar bien las decisiones que se toman, ser resolutivo, saber adaptarse y tener un buen manejo de los tiempos de trabajo. También me parece relevante enfocarse para no perder la esencia de lo que se quiere transmitir durante todo el proyecto y mantener una mirada global. Considero importante sostener esa visión e intentar guiar al equipo de la mejor manera posible, tener paciencia, motivar a todos, ser receptivo y estar abierto a lo que pueda hacer crecer el trabajo.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
El gran reto siento que es lograr materializar la idea y además acercarte lo más posible a lo que uno había imaginado y proyectado. Otro desafío importante para mi es intentar plasmar las búsquedas personales, materializarlas con personalidad y disfrutar del proceso. En mi caso también considero que es todo un reto contar una historia con poco presupuesto y/o trabajando solo, con todas la limitaciones que eso implica.
Carla Pereira Docampo
(Todo está perdido)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Yo pensaba que saber transferir al animador la idea que tienes en la cabeza con la mayor precisión posible, pero creo que en realidad pasa más por poner en práctica la asertividad a la hora de explicar si algo no te gusta y porqué. Es importante que no lo interpreten como algo personal.
Por otro lado si un animador elogia los planos de su compañero me gusta contárselo al otro, hace que se sientan valorados.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
Para mí fue esforzarme por hacer una disociación cuando llegaba al set agotada, particularmente en rodajes de 12 horas como el último. Intentar que mi cansancio no contaminara la comunicación con el animador.
Abraham López Guerrero
(Blue & Malone)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Diría que la primera y más importante es el amor. Amar el proyecto. Amar los personajes. Tienes que encontrar una manera de implicarte con ellos de forma personal. De alguna manera, hacerlos tuyos, o que sean parte de ti. Creo que hay que intentar sacudir un poco el poso de «estudio» y «profesionalización» que transforma para bien y para mal la animación en «una industria seria». La animación la inventaron personas en pijama. El cine nació en una barraca de feria. Creo que hay que preservar en la animación conceptos que pueden sonar naif o infantiles como «amar la película y amar a los personajes». El amor por contar historias es lo que da sentido a todo este negocio, y cuando todo se instrumentaliza y saltamos de un proyecto a otro porque «es lo que toca» y nos olvidamos de volcar pasión y amor en cada aliento, de tratar a cada personaje como un milagro único, las producciones se transforman en fotocopias. Lo que ha hecho del cine y de la animación algo grandioso son las epopeyas personales de las personas detrás de las películas. Lawrence de Arabia es una pelí tan íntima y ceñida a las pasiones del alma humana porque Robert Bolt, uno de sus guionistas, volcó en el histórico personaje Thomas Edward Lawrence su propia odisea personal.
La segunda es ser observador. Sea cual sea el estilo de la peli la realidad siempre tiene algo que enseñarte. La ficción es un canto a la realidad, es una manera de entender quienes somos y qué es esto que llamamos mundo. Observar la realidad es el primer paso para conseguir autenticidad.
La tercera de estas aptitudes es casi la contraria de la segunda (he ahí la ironía): la imaginación. Ser capaz de hacer algo que aún no esté hecho. Ser capaz de contar o plasmar algo de una manera diferente. Esto es la chispa que vemos en una escena o en una historia que nos sorprenden, que nos descolocan la mente o nos conmueven de una forma totalmente inconsciente. Las cosas no pasan por nuestro cerebro. Van de nuestros ojos directamente al corazón.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
Para mi, sin lugar a dudas, es la búsqueda de la autenticidad. Lo más difícil de conseguir en animación, con toda su sobreplanificación y todas sus fases concatenadas es hacer sentir que lo que está pasando en la pantalla es espontáneo, está sucediendo de verdad, y que no sabes por donde van a ir las cosas, qué va a pasar a continuación. Claro, tienes que viajar con el espectador a un sitio que finalmente resulte asombroso, que sea un lugar increíble. Eso es el final. Pero si ese viaje no está lleno de verdad, de honestidad en su camino, todo acaba derivando en una fórmula, y además de que eso resulte pobre e insatisfactorio en última instancia, ese tipo de películas «fórmula» son las que va a acabar escribiendo una máquina. Volviendo a Lawrence de Arabia (no me importa demasiado que no sea animación), la maravilla del cine en esta película es usar el espectáculo y la magnificencia al servicio de una historia auténtica con personajes envueltos en sus propios dilemas y no al servicio de ningún arquetipo.
Una vez le pregunté a Tomm Moore (director de Wolfwalkers) qué tenía que tener una historia para que él la transformó en una película. Él me respondió «Painful truth». Una verdad dolorosa.
Coke Riobóo
(Mad in Xpain)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Yo no entro en los cánones de lo que sería un director de animación, voy bastante a mi bola, pero yo lo que necesito es tener mucha constancia y tener una idea muy clara. Y perseverancia, mucha perseverancia. También creo que es necesario saber trabajar en equipo y ser muy generoso a la hora de escuchar y repartir el trabajo del equipo, y saber delegar, porque uno no lo puede hacer todo. Aunque yo suelo hacer mis trabajos con un equipo muy reducido, no por gusto sino por necesidad, porque no suelo tener un gran presupuesto para poder contratar gente.
Hay que estar con los oídos bien abiertos para saber escuchar las mejores ideas de tu equipo, que a veces te regalan ideas maravillosas que puedes emplear. Me gusta mucho, cuando voy a hacer un proyecto, incluir en el equipo a gente que está empezando. Me gusta darle la oportunidad a gente que no tiene experiencia. Eso me nutre mucho, porque me rodeo de gente con ideas frescas, con muchas ganas de hacer cosas nuevas. Así, de paso, te evitas la quemazón de la gente que llevamos mucho tiempo en esto.
Otra cualidad esencial, y esto es una frase de Lourdes Villagómez que me encanta, y que he incorporado a mi repertorio, es tener alta tolerancia a la frustración. Los procesos de animación son muy largos y hay que tener constancia y cabezonería para llegar al final. Muchas veces el camino no es fácil y a veces te frustras, ves que no puedes conseguir todo lo que te gustaría por falta de tiempo, experiencia, dinero…
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
Como siempre he dirigido cortos, nunca he tenido que dirigir un largo, para mí el reto es aguantar el proceso, de entre 3 y 4 años, que suelo tardar en hacer un cortometraje. También escoger bien al equipo. Y, sobre todo, para mí el reto más importante es encontrar una idea que me aguante en la mente y que me aguante con ilusión y con energía durante el largo proceso de varios años. El reto es encontrar algo que contar que, pasados los dos primeros años, me siga apeteciendo y que piense que a la gente le va a gustar.
Luego, es un gran reto superar los valles, cuando haces un plano bueno, o haces algo genial, y al día siguiente haces algo horrible. Superar esa montaña rusa de emociones es importante. Estar arriba, o estar abajo, y aún así seguir avanzando.
Juan Pablo Zaramella
(Pasajero)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Por un lado, el conocimiento de la narrativa del cine, no solo de la animación, el trabajo con encuadres, con el sonido… La consciencia de la narrativa del cine es súper importante, como para todo director. Por otro lado, es muy importante conocer las posibilidades técnicas de la animación, para incorporar creativa y narrativamente esos elementos a lo que se está contando. Básicamente, para que se le saque el mayor provecho a la película que se está encarando.
A mí no me gusta ver una película de animación que siento que podría haber sido hecha con actores sin problema. Con esto no quiero ser tan fundamentalista, porque a veces el solo hecho de la estética que aporta la animación a una historia la está llevando a otro lado. Pero a veces uno puede percibir que es algo puramente accidental. Es muy importante pasar por ese proceso de reflexión e indagación de lo que se está contando y por qué se está contando con esa técnica. No hace falta que la respuesta sea obvia, pero sí tenerlo presente.
La animación es muy rica en símbolos, en salirse de lo tangible, de lo real. Es mucho más fácil llegar a lo onírico, a representar las cosas de un modo más abstracto. Tenemos una riqueza de recursos muy grande que obviamente se traduce en una percepción sensorial muy diferente. Hoy en día el límite entre la animación y el cine en vivo se está reduciendo porque se está usando mucha animación. Incluso en dramas se está viendo animación sin saberlo, así que es fácil cruzar esos límites.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
El gran reto es producirla, conseguir el altísimo presupuesto necesario. Bueno, estamos hablando de dirigir, no de producir. Estoy pensando en términos del largo que estoy encarando. Cuando uno hace un corto, tiene uno o dos sets en paralelo y tiene toda la atención puesta en esos sets. En un largo se están haciendo diez cosas en paralelo, así que hay que tener la atención dividida en diez, de modo que hay que tener la película muy clara en la mente para que no se pierdan los objetivos de cada una de esas partes. Es muy difícil mantener ese rumbo claro. Es algo que me imagino, que me estoy preguntando todos estos días mientras trabajo en el presupuesto y en el storyboard de la película, ‘¿cómo voy a hacer cuando llegue el momento de encarar esta situación’?. Con los cortos es algo que se me da de manera bastante natural, con el largo bueno, me preocupo un poco.
Lo más parecido a esto que hice fue la serie El hombre más pequeño del mundo, que teníamos a veces hasta cuatro, cinco sets en paralelo, pero eran episodios muy cortos y con objetivos muy puntuales y concretos. Era muy fácil conectar con cada uno de los episodios cada vez que chequeaba uno de los sets. Ahora en una película, con momento dramáticos y narrativas mucho más sutiles de lo que fue la serie El hombre más pequeño del mundo, que era gag, hacer funcionar un gag, eso era todo.
Alberto Vázquez
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Tienes que tener unos conocimientos de narrativa, técnicos también -aunque hay directores que no son dibujantes, pero todo ayuda-. Y luego tienes que saber trabajar en equipo, hablar con la gente, hablar de tu trabajo, hacer pitchs de tus proyectos, dar charlas, entrevistas. Tienes que tener muchas cosas. Yo pensaba cuando llegué a la animación que esto era una cuestión de dirigir y dibujar. Pero luego te das cuenta de que tienes muchas más cosas alrededor. Al final es un trabajo en equipo.
Es importante saber elegir la gente con la que te rodeas, tanto productores como obviamente el equipo artístico. Y luego yo diría otra cosa que es tener paciencia y saber delegar. No querer controlarlo todo en todo momento porque no te da la cabeza. En Unicorn Wars había momentos en los que éramos 110 personas trabajando. ¿Cómo vas a coodinar a 110 personas? Hay que tener mucha paciencia y no estresarse. Son un montón de cosas, tanto profesiones como humanas, por así decirlo.
La animación mezcla muchos artes, hay un montón de cosas que tienes que tener en cuenta. La música, el audio, el sonido en general…
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
El gran reto es contar una historia bien contada. Que hagas lo que hagas, sea una película familiar, para niños de cuatro años, una película adulta…, que esté bien contada, bien narrada y que tenga un interés conceptual y artístico. Eso son los grandes retos: hacer un buen proyecto artísticamente hablando. En mi caso yo me dirijo a un público de adolescentes para arriba y me preocupa todo esto. Que sea una película que cuando la veas diez años después digas ‘esta película se sostiene’.
Para mí, que no tengo hijos, las películas son mis hijos. Es lo que yo dejamos yo y el equipo con el que trabajo. Es lo que dejamos al mundo. Así que es importante que sean películas que cuando las veas unos años después no te avergüences, que quieras a esos hijos que has dejado ahí, porque esos hijos ya no te pertenecen a ti, le pertenecen al público. Tú ya los has criado. Y que respondan bien con los años, que sean películas que se sostengan en el tiempo.
Anna Solanas
(Canis)
¿Cuáles son las aptitudes esenciales de un buen director de animación?
Yo hablo desde la vertiente de la animación más independiente y me parece que es esencial tener una visión muy fuerte y muy concreta sobre las cosas que sea más o menos personal. Que la manera de contar las cosas hable de ti. Sobre todo en producciones pequeñas donde buscar dejar tu sello. Tener voz es esencial.
¿Cual es el gran reto de dirigir animación?
Sobre todo, no cansarse en el proceso, no hartarte de tu proyecto durante el proceso. El reto es caer enamoradísimo de la historia que estás contando y tener ganas de remar para que la historia sea contada. Lo más difícil es mantener esas ganas de hacerlo durante todo el tiempo, que realmente el enamoramiento sea lo suficientemente largo como para acabar la historia y para acabarla con las mismas ganas y la misma energía con la que empezaste.