METALOCALYPSE.
8,5/10
Metalocalypse es una de esas series que se salen claramente de la norma en el ámbito de la animación para adultos. ¿Cuántas, por ejemplo, cuentan con una actividad paralela en la industria musical? ¿Cuántas concluyeron su andadura con una ópera-rock de una hora de duración? Brendon Small ya había mostrado sus dotes musicales en la encantadora Home Movies (1999), creada junto a Loren Bouchard (Bob’s Burgers), pero aquí llevó ese talento a un nivel superior. Su banda sonora fue editada regularmente en álbumes y ha dado vida a un grupo real –Dethklok– que ha estado de gira más de una década. En fin, solo por la música ya merece la pena darle una oportunidad.
Pero es que Metalocalypse es mucho más que una serie musical. La premisa imagina a un grupo de death metal que es más popular que ningún otro en la historia de la música, más que The Rolling Stones y The Beatles juntos. La pasión que genera entre sus seguidores es tan alta que no importa si miles de ellos mueren en un concierto al caerles el escenario encima. Los críticos aman tanto la música que les da igual si la potencia de su sonido les hace perder la vista. En cuanto a los intérpretes de la banda, solo la música les importa: si su mayordomo estalla en pedazos, literalmente, se preguntan igualmente cómo es que no les está preparando la cena.
Tommy Blacha (TripTank) y Brendon Small, los creadores de esta delirante propuesta, lograron algo muy meritorio: que funcionase como sátira de la industria musical y, más precisamente, como parodia del más oscuro metal; y, al mismo tiempo, que los seguidores del heavy metal adorasen la serie por su humor negro -negrísimo- y, por supuesto, por su brillante música.