LAZOR WULF.
8/10
Lazor Wulf pertenece a ese reducido grupo de series no aptas para público infantil cuya cuidada estética es una delicia. Pienso en propuestas como Tuca & Bertie, BoJack Horseman, The Midnight Gospel o Æon Flux, que solo por su parte visual ya merece la pena ver. Entre las producciones de Adult Swim esa es una característica todavía más rara: la animación deliberadamente rudimentaria y la estética feísta forman parte de su encanto. La que nos ocupa es una excepción, como lo fueron antes Ballmastrz 9009, Rick y Morty o Primal.
La serie creada por Henry Bonsu a partir del webcómic publicado en Tumblr es visualmente muy interesante, con un personalísimo diseño de personajes y fondos y una paleta de colores igualmente inusual. Además, emplea la perspectiva de modo que en ocasiones parece que vemos la escena desde un plano cenital y cada vez que un objeto interviene en la trama tiene siempre el mismo estilizado aspecto: por ejemplo, los fajos de billetes son siempre iguales. Finalmente, toma elementos del cómic -los pensamientos o diálogos de un personaje aparecen en plano como un bocadillo; la pantalla se ve dividida en varias viñetas- y de los videojuegos -vemos la barra de vida de dos personajes antes de una batalla; sus réplicas aparecen escritas como en un antiguo videojuego de los 80/90-. Se podría ver con el volumen apagado y seguiría siendo recomendable.
Lástima que los guiones no sean tan brillantes como la parte visual. No están mal y mejoran en la segunda temporada, pero las surrealistas y a menudo absurdas ocurrencias no siempre compensan los diálogos un tanto flojos. No obstante, quien disfrute con el humor disparatado característico de Adult Swim seguramente se lo pase bien. Entre otros aciertos, rompe la cuarta pared frecuentemente -la premisa de la serie, la sinopsis de un capítulo o una parte del guion pueden verse en plano- y hay un personaje, llamado Gawd, que es una suerte de Dios negro vanidoso y sediento de reconocimiento. ¡Ah!, y el protagonista es un lobo con un láser.