BOJACK HORSEMAN.
10/10 – EL OLIMPO
En un ámbito, el de la animación para adultos, repleto de series raras, BoJack Horseman logró ser vista como una de las más raras. Raro en las dos siguientes acepciones de la RAE: 2. adj. Extraordinario, poco común o frecuente.; 4. adj. Insigne, sobresaliente o excelente en su línea. La singular y muy personal creación de Raphael Bob-Waksberg es una de las joyas de la animación del siglo XXI y, dada su temprana conclusión tras la sexta temporada, una de las más añoradas.
Bob-Waksberg ha señalado influencias, en el mundo de la animación, como South Park, Futurama, Daria -Diane Nguyen podría perfectamente ser una crecida Daria Morgendorffer- o Archer -los protagonistas de ambas series poseen numerosos aspectos en común-. También de Los Simpson, de quien alabó su capacidad de “contar historias tristes sin sacrificar el humor”. De hecho, quizá recuerde especialmente a esas primeras temporadas de la serie de Matt Groening, que lograba proponer capítulos de trasfondo serio o tono melancólico pero repletos de humor.
Todas esas son influencias más que probables y, en algunos casos, se aprecian claramente. Sin embargo, BoJack Horseman desarrolló un bien diferenciado universo en el que, entre otras peculiaridades, conviven humanos con animales antropomórficos. Su tono es igualmente personal, pues sus frecuentes toques de humor no le impiden abordar, y con notable profundidad, cuestiones tan dramáticas como la depresión, el alcoholismo, el abuso, la asexualidad, la conciliación familiar… Además, ofrece una sátira feroz del auge del populismo en la política y de la industria del entretenimiento (¡esa web dedicada a dar la hora que decide producir sus propias series!).
Otras características que favorecen su singularidad son los breves gags visuales intercalados entre escenas -pero no al estilo de Padre de familia– y que se plantease al menos un episodio de estructura claramente diversa por temporada. La serie nos deja capítulos tan memorables como el de la visita a un festival de cine subacuático, el del aborto o el del entierro. Bueno, eso y el personaje de Todd Chavez, que es tremendo.
En su irresistible estética, por cierto, es clave el trabajo de Lisa Hanawalt, productora y diseñadora que creó una segunda serie aún más imaginativa visualmente, la también añorada Tuca & Bertie (2019).